Los rebeldes derrocaron el régimen de Bashar al-Assad tras 54 años.

Por Jesús Rivero, Redacción Revista TU VOZ, Rosario , Argentina

La caída de Damasco capital de Siria marca un punto de inflexión que tendrá sus efectos a nivel local y global. El régimen de Bashar al-Assad fue derrocado por fuerzas rebeldes del grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham entre otros, como medios tácticos para llegar a su objetivo en donde la estrategia es planificada por las potencias extranjeras.

Aquí en este territorio fértil pero bélico se pondrá en juego las infiltraciones de Rusia, Irán y Estados Unidos con Israel como aliado táctico geopolítico.Las calles de Damasco una ciudad con milenios de historia se convirtió en el escenario de un cambio político. Este punto de inflexión es impensado sin la geopolítica (política internacional) y sus determinantes.

La futura llegada de Donald Trump también repercutió en la geopolítica, ya que Recep Erdogan, presidente de Turquía había admitido su apoyo a los rebeldes. El hasta ahora presidente Bashar al-Assad, cuyo régimen había dominado Siria durante más de 5 décadas, cuyo con destino desconocido.

Días antes, la HTS y sus aliados habían lanzado ataques coordinados desde su bastión en la provincia de Idlid, avanzando a pasos agigantados hacia el sur hasta tomar Damasco la capital, es decir Siria, con la complicidad de la geopolítica internacional.

La velocidad de los avances militares evidenciaron la complicidad de las potencias internacionales en juego.La caída de Damasco marca el fin para comenzar otro camino no muy diferente, que se había iniciado en 1970 cuando Hafez al-Assad, padre de Bashar tomo el poder mediante un golpe de estado.

Bajo su liderazgo Siria se convirtió en un actor clave en la política de Medio Oriente.Bashar al-Assad asumió la presidencia en 2000 prometiendo reformas que nunca se materializaron plenamente. La primavera árabe de 2011 desencadenó protestas masivas que fueron reprimidas llevando al país a una guerra civil devastadora que dejó ciento de miles de muertos y millones de desplazados.

En las horas posteriores a la entrada de Damasco de los rebeldes, la ciudad ha experimentado escenas de caos y furia.Miles de presos políticos han sido liberados y los símbolos del antiguo régimen demolidos. Sin embargo la incertidumbre prevalece.

La comunidad internacional observa con cautela consciente de que la caída de un régimen no garantiza para nada la transición pacífica. Las facciones rebeldes, aunque Unidas en su oposición a Assad, sin duda repetirán historias de conflictos bélicos internos con muchos muertos, esto no ha terminado.

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