“LAS IZQUIERDAS TENEMOS GRANDES RETOS”

Por Walter C. Medina

Desde el exilio en Nicaragua, Nidia Díaz afirmó “soy una de las personas que dialogó, negoció, firmó la paz, le dio cumplimiento al acuerdo de paz en todo este tiempo. Soy una vocera que busca que estos acuerdos no se desmonten”. Lo hizo durante una entrevista concedida al programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española”, que conducen Roberto San Martín y Francisco López en AM 830 Radio del Pueblo.

Política y abogada salvadoreña, activista y luchadora sin cuartel, Nidia Díaz fue además diputada en numerosas legislaturas del país centroamericano desde 1994 y dirigió unidades guerrilleras. Fue detenida en varias oportunidades por formar parte del Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional, y en el año 1992 firmó el Acuerdo de Paz que daba fin a la guerra.

Sobre la situación actual de El Salvador y las estrategias de Bukele en el poder, Nidia explicó que “Recientemente hemos cumplido cuatro años bajo un régimen dictatorial y hay una escalada que se viene configurando para llegar a tener un control total de las instituciones, del territorio. Todos recordamos que el 9 de febrero de 2020, iniciándose la pandemia, intervino la Asamblea Legislativa. Yo era diputada, jefa del grupo parlamentario cuando eso sucedió. Se quería obligar a los diputados a apoyar un proyecto de control territorial y entonces se toma el Congreso con el ejército y la policía y llama a un acto de sedición al pueblo para que asalte la asamblea. Ese es un golpe de un órgano ejecutivo al órgano legislativo. La Corte Suprema de ese momento le llama al orden, y se les pide que respeten las competencias de las instituciones que fueron reformadas por los acuerdos de paz. Luego siguió todo el proceso del mal manejo de la pandemia y otros actos arbitrarios. Y cuando se sientan todos los nuevo diputados destituyen a la sala de lo constitucional violentando procedimientos y causales constitucionales y haciendo un juicio político. Y también se destituye al Fiscal General de la República que llevaba el caso de los pactos con las maras y pandillas, y esto vinculado un poco a la inteligencia norteamericana. Días más tarde de esos dos golpes que él da, uno el judicial y el otro al Ministerio Público, pone las personas a su medida y días después se aprueban dos leyes donde se cambian jueces por edades y por tiempo de trabajo, y también salen muchísimos jueces que traían investigaciones sobre casos de crímenes del pasado, además de otros temas.

Hemos venido de un deterioro importante. Si algo ha caracterizado todo este tiempo es la corrupción imperante. Hemos vivido más de un año, desde el 27 de marzo del 2022 bajo regímenes de excepción donde están suspendidas todas las garantías constitucionales, lo que implica que cualquier persona que sea capturada no tiene garantías de debidos procesos en tiempos reales, sino que es una prolongación indefinida. El año pasado, en diciembre, se ha reconocido que ha habido más de cinco mil detenidos, personas que estuvieron en el momento equivocado, a la hora equivocada y en el lugar equivocado. Se captura a personas inocentes. Pero los organismos de Derechos Humanos y tres relatores de las Naciones Unidas, entre ellos el de Ejecuciones Sumarias, el que vela por los Derechos Humanos y también el que protege a jueces, han pedido que suspenda el régimen de excepción. Igual lo hizo el Secretario General de la ONU y muchos otros organismos, porque en general van bajo la custodia del gobierno. Hay más de 200 muertos en este régimen de excepción. Perdonas inocentes, porque nunca fueron juzgadas.

Desde que Bukele llegó al gobierno ha empezado una persecución política contra la oposición. Ha ido creando un enemigo interno y tratando de neutralizar la lucha social. Han intervenido las comunicaciones de los periodistas, han detenido mucha gente cercana a las luchas populares, a gente que está en las asociaciones de desarrollo comunal. Hay mucha gente que ha salido del ´país porque están en las listas. En estos días ya están sentenciando con medidas revanchistas porque las penas que les imponen son cerca de dieciocho años, por unas situaciones que tienen otro tipo de nivel de sentencia.

Cuando ellos dicen que le hacen la guerra a la corrupción quiere decir que ya están sentenciando a las personas. El presidente dice que la lucha del pueblo, la guerra civil, fue toda una farsa. Y que el pacto entre el Estado salvadoreño y la fuerza FNL que representaba al pueblo, era un pacto de corruptos. Ha llegado a desconocerla a tal punto que quitó el día de la efemérides nacional, el día que se firmó la paz. Y ahora con todas estas reformas que implementando están pensadas para destruir todo el sistema de pesos contra pesos, controles, la independencia de los poderes. Y va centralizando más poderes, violentando sistemáticamente la constitución. La constitución da criterios, que entre más población se tiene, más diputados. Pero ayer quitó 24 diputados, y solo deja sesenta. A manera de controlar toda la asamblea.

¿Cómo ve la situación actual y futura, social y políticamente en Latinoamérica? Con esta oleada de ultraderecha y de fascismo que tenemos en todo el mundo el pacto histórico de Colombia fue un poco de aire fresco, y aun así empieza a tener amenazas de la ultraderecha, ¿cómo definirías la época que está viviendo la región?

Yo he tenido la oportunidad de vivir muy de cerca la primera oleada de gobiernos de izquierda y progresistas que se genera en el año 1999 con la llegada de Hugo Chávez; todo ese proceso y también la reversión de ese proceso. Yo considero que nada es lineal. Es un movimiento con tradición permanente y siempre en disputa. Las fuerzas de derecha que quieren retornar y las izquierdas que quieren avanzar; pero no siempre hacemos lo que se debe hacer para garantizar el no retorno de una fuerza conservadora de derecha. Y esa es la disputa permanente. A veces no educamos en memoria, en el sentido de dónde estamos, de dónde venimos y a dónde queremos ir. Cuando las izquierdas llegamos a los gobiernos no nos atrevemos a hacer mucho más. La política es el arte de hacer posible lo que parece imposible. Y es esta ruta en la que debemos trabajar los procesos. Ahora están las derechas que quieren instalar procesos neofascistas o fascistas en América Latina. Cuando Lula ganó la presidencia vimos cómo las derechas tomas los estados judiciales y quieren revertir el proceso. El enemigo utiliza el sistema judicial para la persecución política. Lo que no puede hacer a través del Ejecutivo con medidas, lo lleva al Judicial. Y ahí hemos tenido experiencias negativas. De ahí vienen los golpes de Estado, además de que no permiten que las personas puedan reelegirse; las meten a la cárcel, como en el caso de Lula. Es una nueva forma de perseguir. Meter a la cárcel al opositor. Ayer estaba escuchando a Petro denunciando la situación que se está queriendo configurar de un golpe de la derecha a partir de procesos judiciales. Vemos otros procesos en que la derecha se reagrupa, queriendo revertir, como en el caso de Honduras que están asediando el proceso de transformación que lleva Xiomara Castro. O vemos también la situación que se le presenta a López Obrador. Esta nueva oleada es más compleja porque hay elementos más desarrollados de las derechas y elementos mundiales que de alguna u otra forma están insertos en nuestros procesos. Las izquierdas tenemos grandes retos y tenemos que trabajar duro para hacer posible consolidar los procesos creando más correlación de fuerza y unidad en los procesos de integración de América Latina y del mundo.

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