“En Francia Macron ha asumido el discurso y la agenda de la extrema derecha”

Por Walter C. Medina

ENTREVISTA A MIGUEL ÁNGEL FERRIS

Miguel Ángel Ferris analizó desde Paris la realidad política francesa y el impacto de las medidas que el gobierno francés tiene en su agendaEl bloque “La Entrevista” del programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española” que conduce Francisco López en AM830 Radio del Pueblo, tuvo como invitado a Miguel Ángel Ferris, que reflexionó desde París respecto del acontecer político y social que por estas horas vive Francia, país en el que la izquierda obtuvo mayoría en las pasadas elecciones presidenciales.

Ganó la izquierda pero parece ser que el Primer Ministro es republicano y de derecha. Cuéntanos qué está sucediendo en estos momentos en Francia.

El problema de la información es que hace falta tener mucha información para entender problemas complejos. Teniendo en cuanta la trayectoria de la historia de Francia, que ha sido el país en donde nació, entre comillas, en pensamiento ilustrado, las ideas de la revolución, e incluso de la independencia, la carta de los derechos de los ciudadanos y tantos avances sociales, todos conseguidos con la movilización del pueblo y con las conquistas en la calle, en Francia hay una tradición de respuesta en la calle, que es el contrapoder.

Y esto sirvió para eliminar a la monarquía, a la aristocracia, y para que de alguna manera el pueblo trabajador, en la época de La Comuna, en 1870, se alzara contra la invasión prusiana y pudiera experimentar el primer gobierno, el primer régimen de izquierdas de inspiración socialista anti-autoritaria; una izquierda especial en el sentido de que creía en la autogestión.

Por lo tanto París, como epicentro de todos los terremotos que pasan en Francia, seguirá siendo origen de muchas noticias y de muchas controversias porque es la ciudad que simboliza muchas conquistas de la cultura occidental y mundial. Hay también una memoria revolucionaria del pueblo francés a través de la cual el término revolución no es un término de consumo, sino que sigue siendo una palabra en positivo que ha podido explicar todas las conquistas que luego la Humanidad ha podido disfrutar.

Por desgracia Francia está en un momento contrario, un momento en el que todo lo que avanzó históricamente, todas las conquistas en derechos sociales y políticos, en esta ola de autoritarismo, pues está en un punto en el que la extrema derecha tiene una treinta y pico por ciento y donde el gobierno de centro derecha tiene el mayor desprestigio de la historia. Macron con su “gobierno Frankenstein” con ministros de distintas tendencias ha fracasado, y sin embargo, por un acuerdo de apoyos electorales, se quedó segundo.

Pero resulta que ha propiciado a que la extrema derecha designe de Jefe de Gobierno a un ministro de lo más de derecha del Partido golista, por lo tanto ya no entiende nadie nada. En el período de los Juegos Olímpicos, en donde se jugaba el prestigio y la imagen internacional de Francia, apartó del escenario el debate político para que luego él pudiera maniobrar durante el resto del verano, y así ha sido.

Después de hacer un ejercicio aparente de consultas a los líderes de los partidos más votados, empezando por el Frente Popular hasta el último. Y resulta que ha cogido al último, al cuarto en lista -que tiene solo un seis por ciento- para formar gobierno. Son cosas difícilmente explicables.

¿Esto puede afectar a la gobernabilidad teniendo en cuenta que Marine Le Pen no descarta hacer un voto de censura inmediato en función del programa que presente con respecto a inmigración y políticas europeas?

Lo primero que hay que decir es que Michele Barnier viene de una larga trayectoria de experiencias de derecha, incluso de cargos en la administración, y que ha sido nombrado dentro de los que podía elegir la extrema derecha como candidato favorito.

Macron le dio esa libertad. Y al que apoyó Marine Le Pen dijo “este es el que más nos gusta”. Ha sido toda una traición. Nunca ha habido un presidente de una república que en vez de dejarle probar su oportunidad a la fuerza más votada, el presidente mismo elija a la cuarta para formar gobierno. Con el seis por ciento sólo puede apoyarse en la abstención o en proyectos de ley muy negativos, de recortes sociales y de retrocesos de libertades colectivas y ciudadanas.

En estos momentos podemos estar asistiendo a un gobierno provisional de nueve meses si hay una moción de censura que funcione. La izquierda en Francia tiene una coalición importante, pero a la hora de poder asumir los intereses del status quo, el Partido Socialista no se pone del lado de las fuerzas críticas al stablishment.

¿Qué políticas puede llevar a cabo con respecto a la clase trabajadora y a los inmigrantes, que forman una gran porción de la población en Francia? ¿Será una línea continuadora de Macron o una línea más ultra? ¿Existe un cordón sanitario entre el centrismo, la derecha, y la ultra derecha hacia la izquierda o el progresismo?

En Francia históricamente ha existido el pacto republicano, pero ahora mismo ya nadie garantiza ese cordón sanitario, al igual que en Alemania, uno de los países que tiene el problema de que la extrema derecha pone en peligro el propio proyecto de la Unión Europea.

Este Jefe de Gobierno nombrado a dedo cuando ha hecho declaraciones como diputado, se ha manifestado por un congelamiento de la migración de tres a cinco años. De modo que ya podemos aventurar qué es lo que él opina. Si además tenemos en cuenta que Alemania acaba de cerrar las fronteras, digamos que el escenario que se abre es complicado. En Francia Macrón ha asumido el discurso y la agenda de la extrema derecha.

Este gobierno proyecta recortes sociales, aumento de los impuestos a los sectores populares, y también se está hablando de recortar la educación y la sanidad pública, con lo cual imaginaros lo que puede suceder en una Francia siempre convulsa.

¿Puede tener esto un efecto dominó en otros territorios, como en el caso de Alemania en donde ha asumido la extrema derecha, o en España en donde el PP y VOX predican y hacen las mismas políticas?

Era impensable que los medios de comunicación normalizaran el discurso de la extrema derecha, que Macron pudiera adoptar leyes que había defendido la extrema derecha hace quince o veinte años.

En Francia ha habido poco a poco un ascenso silencioso pero constante de ese relato de la actualidad en la que el odio, la culpabilización al inmigrante (en Francia hay 9 millones de inmigrantes de religión islámica musulmana y la mayor porción de judíos de toda Europa). Lo que hubiera supuesto que en los Juegos Olímpicos hubiera ganado en las elecciones la extrema derecha, que no sucedió a pesar del apoyo de los medios de comunicación.

Fue una sorpresa que ganara el Frente Popular, pero si hubiera ganado la extrema derecha Paris hubiera sido una ciudad de protestas, Macrón está aprovechando el resultado. Hizo un paréntesis, disolvió el Parlamento y pasó él designar, cuando le diera la gana, lo que quería que fuera su gobierno. Y su gobierno es un pacto dirigido por las élites en las que se ponen de acuerdo. Unos hacen el papel sucio y orientan lo que hacen los gobiernos de centro derecha y ultra liberales.

La extrema derecha es ese ejército en la sombra que encima cuenta con el voto del obrero y de las personas desesperadas por su situación que ante el descreimiento de la clase política vota a la desesperada.

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