En la XXIV Conferencia Cumbre de la Organización de la Unidad Africana (OUA) celebrada en 1987, el entonces presidente revolucionario de Burkina Faso, Thomas Sankara, pronunció un discurso que sacudió los cimientos del pensamiento económico dominante.
Sankara denunció el sistema económico global como una maquinaria diseñada para mantener al Tercer Mundo en un estado de dependencia crónica y pobreza estructural.
Su intervención no fue solo una crítica: fue un llamado a la descolonización económica, a la unidad africana y a la construcción de un modelo de desarrollo soberano, justo y profundamente africano.
Deuda como instrumento de esclavitud modernaSankara no se limitó a denunciar la deuda externa como una carga financiera: la definió como una forma de neocolonialismo.
Con sus palabras, apuntó: “La deuda sigue siendo el neocolonialismo o los colonialistas que se han transformado en ‘asistentes técnicos’. En realidad, deberíamos decir en asesinos técnicos”.
Dicha frase encapsuló una crítica a los mecanismos de asistencia internacional que, lejos de liberar a África, la atan a compromisos financieros diseñados por sus antiguos colonizadores.
Sankara señaló que los préstamos no fueron solicitados por los pueblos africanos, sino impuestos por quienes administraban sus economías durante el colonialismo.
Una lección de economía política: génesis de la deuda
El fallecido político propuso una lectura histórica de la deuda, vinculándola directamente al colonialismo.
Según él, los países africanos fueron endeudados por los mismos actores que los explotaron, y ahora se les exige pagar por un sistema que nunca controlaron:“Los que nos prestaron dinero fueron los que nos colonizaron.
Estas son las mismas personas que administraron nuestras economías», dijo.
Este análisis reveló cómo la deuda no es simplemente un problema económico, sino una construcción política que perpetúa la subordinación.
Sankara denunció que los paquetes financieros ofrecidos por los donantes comprometen a generaciones enteras.“Somos ajenos a la deuda. Entonces no podemos pagarla (…) Nos hemos visto obligados a comprometer a nuestro pueblo durante 50 años y más”.
La deuda como injusticia moral y económica
Sankara desmontó el argumento moral de que pagar la deuda es un deber honorable. Con una lógica implacable, afirmó:“La deuda no se puede pagar porque, en primer lugar, si no pagamos, nuestros prestamistas no morirán. […] En cambio, si pagamos, somos nosotros los que moriremos.”
Este razonamiento evidenció la contradicción entre la supervivencia de los pueblos africanos y las exigencias del sistema financiero internacional.
Sankara apeló a la justicia histórica: “No podemos pagar la deuda porque al contrario otros nos deben lo que las mayores riquezas nunca podrán pagar, es decir la deuda de sangre”.
CTambién indicó que la deuda no es solo una consecuencia de malas decisiones económicas, sino también de la lucha de clases. “La crisis siempre ha existido y se agravará cada vez que las masas populares tomen más conciencia de sus derechos frente a los explotadores”, precisó.
Este enfoque reveló que la deuda no es un fenómeno aislado, sino parte de un sistema que castiga la redistribución de la riqueza y premia la acumulación en manos de unos pocos.
Sankara denunció que mientras algunos depositan “sumas colosales en bancos extranjeros”, las masas viven en condiciones indignas, como en Soweto frente a Johannesburgo.

Rechazo a la complicidad con el poder financiero
Rechazó la idea de que África deba colaborar con quienes se benefician de su sufrimiento y reivindicó una moral basada en la solidaridad, no en la obediencia a un sistema injusto.
«Hoy se nos pide que seamos cómplices de la búsqueda del equilibrio. Saldo a favor de quienes tienen el poder financiero. Equilibrio en detrimento de nuestras masas populares. No!», dijo. Sankara continuó: «No podemos ser cómplices. No podemos acompañar a quienes chupan la sangre de nuestros pueblos y viven del sudor de nuestros pueblos».
El político concluyó con una visión de desarrollo basada en la autosuficiencia, la paz y la identidad cultural: “Producir en África, transformar en África y consumir en África,”Hoy, muchos países del Sur Global enfrentan crisis de deuda similares, atrapados en ciclos de préstamos, austeridad y dependencia.
Las instituciones financieras internacionales siguen dictando políticas que afectan directamente a las poblaciones más vulnerables.
En este contexto, el discurso de Sankara es más que una denuncia: es un llamado a la soberanía económica, a la resistencia política y a la construcción de un nuevo orden mundial.
Articulo : Al Mayadeen ; Fuente: Agencias