“Un proyecto social no solo se compone de porras y pistolas”

Por Walter C. Medina

ENTREVISTA A GABRIEL BAYARRI

En un año en el que varios países latinoamericanos celebrarán elecciones, la ultra derecha se apresta para dar batalla en las urnas a sabiendas del impacto que las redes sociales tienen en el electorado.  Sobre este tema dialogó con Francisco López para el programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española” Gabriel Bayarri, que se encuentra en El Salvador siguiendo de cerca el proceso electoral de ese país.  

¿Cómo ves el proceso electoral en El Salvador y qué consecuencias crees que tendrá la presencia de Bukele, con el aval de la justicia?

 Ya sabéis que lo que yo hago es este estudio en términos comparados, principalmente hablando de la comunicación política, de cómo la extrema derecha se retroalimenta de esta cuestión en distintos países latinoamericanos, e incluso en términos conceptuales, cuáles son las diferencias entre un populismo de derechas, entre una extrema derecha y un fascismo; como distintas categorías a través de las cuales podemos referirnos a un mismo fenómeno que no deja de ser un fenómeno autoritario en el que básicamente se ve cómo estos pequeños grandes hombres, líderes imperfectos asumen espacios de control en el ejecutivo y cómo la gente, guiada por categorías que no son la izquierda y la derecha sino otras vinculadas a la desafección y a un sentimiento anticorrupción y de pureza, pues encuentran en estos líderes una respuesta a la situación política.

Hay un problema grave en el sentido de que las personas han dejado de votar pensando que los partidos políticos y sus herramientas principalmente en el Legislativo son la solución para resolver los problemas.

Esto acaba permitiendo que justifiquen y normalicen decretazos como los que se están reproduciendo en distintos países para asumir un control autoritario desde el Ejecutivo que le quita funciones al Legislativo.

Las entrevistas que nosotros hacemos demuestran que a las personas no les parece mal que asuma un control que, aunque desequilibre la balanza de división de poderes, pues siguen estando allí. Este famoso decretazo que es el que le permite a Bukele tomar el control de las calles y sacar al ejército en contra de las pandillas, que ha permitido a Milei en términos de la justificación económica llevar a cabo todos estos recortes tan salvajes que se están haciendo, lo que está ocurriendo también en Ecuador donde incluso se ha llegado a decir que las nuevas prisiones que se van a construir van a ser hechas por la misma empresa que ha hecho las prisiones en El Salvador, pues esto lo que demuestra es cómo se ha ido normalizando esta forma autoritaria de entender la política y de establecer en una balanza a la seguridad como uno de los principios de orden más importantes que pueden anteponerse a cualquier otra cosa.

Las personas dicen que prefieren tener seguridad en la calle a comer. Estamos viendo cómo la juventud está siendo muy estigmatizada y otros sectores de la sociedad, principalmente desde el activismo, el ecologismo, están siendo atacados por la gestión del gobierno.

Con los ejemplos de Ecuador, El Salvador y Argentina, ¿crees que esto puede ser el inicio de la implantación de la ultra derecha en Latinoamérica?

En estos términos comparados, cuando estamos hablando de los distintos países cabe destacar cuáles son las bases orgánicas de apoyo de cada uno de estos líderes autoritarios.

En el caso de Milei hemos visto una cultura influencer muy fuerte; en el caso de El Salvador eso también ha ocurrido; Bukele es una figura ha atravesado distintas esferas de la gestión política, incluso fue alcalde de San Salvador hasta llegar a la presidencia, y de alguna forma utiliza las redes sociales como una plataforma pública a través de la cual hace despidos, habla de la forma en la que se tienen que realizar gestiones, etc.

Las ideas del futurismo fascista eran así, había toda una proyección en lo urbano, y en el caso de El Salvador se está viendo de forma muy clara como en el propio urbanismo afecta la forma de entender ese populismo de derechas.

Cuando Bukele era alcalde hablaba de un proyecto por día, y ahora mismo lo que utiliza es el instrumento de la hipérbole para hablar constantemente de la mayor carretera, la mayor biblioteca, etc. Son términos de maximización, de ampliación de proyección que estaría haciendo que los salvadoreños recuperasen cierta autoestima, siendo que es un pueblo que ha sufrido históricamente toda la situación colonial y la guerra, y teniendo una democracia tremendamente débil.

Estas extremas derechas utilizan la fragilidad latinoamericana para facilitar una subida de la autoestima a través de la hipérbole y hacer que las personas puedan sentir nuevamente orgullo de lo que son. Y este es un elemento que a través de las redes sociales, estos líderes autoritarios las manejan muy bien.

Este es un año de varios procesos electorales. Países como México, Panamá, Estados Unidos, Chile, Perú, República Dominicana, Venezuela. ¿Hacia dónde va Latinoamérica y Estados Unidos?

Lo que trata la extrema derecha es reconstruir desde distintos sectores orgánicos una memoria muy vinculada a las guerras recientes que ha habido. Ayer mismo vimos cómo en El Salvador se organizaba una convocatoria por el aniversario de los acuerdos de paz.

Estos aniversarios no son conmemorados por el gobierno de Bukele que los cataloga como una farsa. Es importante comprender cómo estos sectores de ultra derecha construyen una idea memorística en la cual esta idea futurista trata de anular cualquier proceso de reivindicación de la memoria histórica.

Y la memoria es importante porque permite que ciertos sectores puedan poner su voz y colaborar en los procesos de reconstitución de la memoria histórica. 

A diferencia del fascismo histórico que sí que ha tenido una teorización por parte de grandes pensadores fascistas, las extremas derechas con estos líderes autoritarios reproducen algunos elementos como la proyección de la violencia, la alineación con las elites económicas, pero no tienen un proyecto de sociedad en sí mismo.

Que nosotros estemos viendo la represión que Bukele ha hecho tan bestial en El Salvador, la que ahora se está viviendo en Ecuador, todas estas formas que van a ser la pauta del discurso más populistas que veamos en los próximos tiempos en toda América Latina no tienen por detrás un proyecto a largo plazo que de alguna forma haya sido teorizado y que piense en cómo tiene que ser la sociedad, sino una serie de prácticas represivas y de defensa de unos intereses que no tienen por detrás un proyecto social.

Un proyecto social no solo se compone de porras y pistolas. Esta gente no está teorizando un proyecto de sociedad pro está pensando en cómo ser un influencer político, en una cultura desintermediada en donde ya no necesitas de los medios tradicionales para ejercer una mediación en la información, sino que la propia figura política puede aparecer en las redes, hacer un Live y con eso tener cientos de miles de seguidores en directo. Estas son las formas en las que se están construyendo los elementos de polarización, de admiración, de mistificación y de todas estas formas que hacen que figuras como Bukele tengan una intención de voto de casi el 90 por ciento.

Como todo sistema en el que hay un espiral de silencio es posible que haya una voz en discordia que está siendo apagada o incluso autocensurada y que en las elecciones del 4 de febrero podamos ver que no es ese 90 por ciento el que realmente apoya a Bukele.                  

2 comentarios sobre «“Un proyecto social no solo se compone de porras y pistolas”»

  1. No sé quién es Bayarri, pero me parece que está repitiendo el error de considerar a los latinoamericanos como seres que urgen de la tutela de alguien superior. Los casos de Argentina, Ecuador y El Salvador son iguales en cuanto són el producto del capitalismo en términos generales, sin embargo, la solución a su problemática interna no puede ser la misma dado que el principal problema no es el mismo en los tres casos aunque su origen sea el mismo. Me parece un error grave comparar a Bukele con Milei o Lazo, sus trayectoria política es muy diferente, la situación de sus países también lo es. Algunos intelectuales ven el mundo como si éste fuera homogéneo, no lo es en lo material y mucho en lo social y político. Creo también que los pueblos del mundo( y en esto veo más homogeneidad) están hartos de ideología, de ver a los políticos profesionalizados enfrascados en discusiones bizantinas teóricas, mientras sus problemas diarios de salud, comida, viviendas, educación etc., los carcomen vivos junto a los suyos. La izquierda pequeña burgués que ha alcanzado el poder en algunos lugares del mundo no ha sabido,o no ha querido, gobernar bien y hoy se quiere rasgar las vestiduras.

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