Catalina Alemann, más conocida como Katja Alemann (Buenos Aires; 27 de septiembre de 1957),[1]? es una bailarina, actriz, cantante, escritora y empresaria argentina, que opina sobre matices y estigmatizacione con el protagonista de este artículo Guillermo Héctor Francella actor, comediante, productor y director Argentino.

«Francella se hizo famoso interpretando al estereotipo del clasemediero argento, el imbatible chanta, al que también otros actores supieron encarnar, Carlín, Brandoni y hasta Darín. Le sale muy bien.
Y le ha costado romper ese molde. Siempre le proponen el mismo tenor de personajes, salvo contadas excepciones. Es un comediante efectivo, te da gracia.
Pero es y ha sido siempre un empleado del establishment audiovisual, sin muchas luces más que para eso. No es un artista, no tiene visiones, ni creaciones propias.
Además trabaja con esta gente que es muy despreciativa y soberbia. Las críticas que le hacen al sistema/sociedad son banales y cortas, bastante snobs. Han tenido algunos aciertos cinematográficos, pero una vez que le entendés el chiste, son todas iguales, tienen el mismo tono. No me parecen interesantes.
Parten de supuestos estigmatizantes y prejuiciosos. Cambio Climático, wokismo, etc. Están en línea con el gobierno actual. Entiendo que dado el éxito de taquilla a que esta sociedad lo acostumbró, menosprecie el trabajo de tantos otros, premiados y prestigiosos por sus búsquedas de lenguaje, en el exterior y también acá, películas interesantes, que cautivan, por su manera de contar desacostumbrada y la perspectiva novedosa que ofrecen.
He trabajado en 2 de ellas últimamente. El placer es mío de Sacha Amaral y La Sudestada de Edgardo Dieleke, que recomiendo. Premiadas y reconocidas.
Creo que Guillermo Francella tiene cierto resentimiento por no haber logrado en su carrera el prestigio que te da el arte.
Simplifica en sus declaraciones sobre el cine de autor, en las que denosta esos directores y dice que no las va a ver nadie, ni él las iría a ver, cuestiones tan complejas como el contrato de las salas con la industria cinematográfica yanki, que les endosa 10 latas por el precio de una, mientras que las latas argentinas son una, que con mucho esfuerzo logra sostenerse más de una semana con esa competencia.
Industria cinematográfica yanki que ha conquistado la cultura mundial a través del cine y ahora también las series y sus plataformas. Las políticas de dominación se dan en todos los ámbitos, el entretenimiento es como su caballo de Troya.
Te encajan todas las marcas y las costumbres para comprarlas. No vi esta película que hicieron ahora, tampoco creo que la vea, pero cuentan que es el festival de los chivos. Es una elección. O sos empleado, como en este caso GF, y ganás fortunas, claro, o hacés lo que se te canta, cuando tenés la formación y capacidad de que se te cante algo.
Y ahí la retribución económica es más trabajosa. No tenés a la industria atrás. Pero sos artista, con el verdadero sentido de la palabra artista. Entiendo que en su mente chiquita de ser empleado, no entre la dimensión del arte con todos sus infinitos matices y colores.
Se debe sentir tan afuera de ese mundo de búsquedas y contradicciones, que ni siquiera le da curiosidad ver qué hacen, qué encuentran como estilo narrativo, qué personajes contemporáneos aparecen, más que el remanido cliché comercial del chanta argento, el siempre citado Isidorito Cañones, que parece ser el único personaje que le asegura el éxito, principal objetivo de este tipo de cine. En USA hacen mil películas de merda y una buena.
Tienen ese formato previsible que te aburre hasta el infinito, yo no las veo. Lamentablemente ahora con la producción audiovisual de plataformas, también imponen ese criterio, empieza y ya sabés todo lo que va a pasar y cómo termina, si tenés alguna práctica con guiones.
Sí, también te podés ensartar en un bodrio horrendo con películas de autor, pero es parte del campo, sin bodrios no llega una genial, que te sorprende y la rompe. Es lógico que un empleado del sistema defienda el sistema. Sólo habla de su propia mediocridad.
