“Se ha frenado el impulso transformador de la primera etapa post-constituyente que hubo en Bolivia”

Por Walter C. Medina

ENTREVISTA A GABRIELA MONTAÑO

El especial de “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española” de esta semana tuvo como invitada a Gabriela Montaño, quien desde Bolivia analizó los avances y los retrocesos que se han conseguido en los últimos años en ese país respecto del derecho de las mujeres. Bajo el título “El rol de las mujeres en los pueblos originarios”, este tercer ciclo de cara al 8M del programa radial que emite AM830 Radio del Pueblo, tuvo a Ximena Donamaría y a Noelia Morinigo como presentadoras.

Gabriela Montaño

¿Qué es el feminismo indígena y cómo se tramita dentro del orden jerárquico de los pueblos originarios de América Latina?

En Bolivia se han originado varias alternativas que vinculan dos movimientos muy amplios y muy fuertes. Por un lado el movimiento indígena que es parte de la vanguardia que fue transformando el Estado y la sociedad a partir de la lucha por el territorio, pero también a partir de la asamblea constituyente; hubo una alianza entre sectores muy amplios de la población que se auto-identificaba como indígena desde los años 90 muy visiblemente, inclusive en los censos de población y vivienda en Bolivia, y sectores de mujeres organizadas y no organizadas, tanto del ámbito urbano como del ámbito rural, para ir generando una alianza que fue transformando el Estado.

Pero también han aparecido en la etapa post-constituyente, de implementación de esa nueva Constitución, organizaciones como el Feminismo Comunitario u otras, que hacen una convocatoria más amplia que rompe los límites de Bolivia para convertirse en una iniciativa que pueda irradiarse en toda la región.

Básicamente esas alianzas se fueron generando desde el proceso de batalla y de lucha por el territorio y la tierra de los pueblos indígenas, de las organizaciones indígenas y campesinas, pro también atraviesa la vida de las mujeres, no solo en el ámbito rural sino también en el urbano. Iniciativas como el Feminismo Comunitario hablan de cinco principios: La lucha por el respeto al cuerpo, al tiempo, a la decisión de las mujeres sobre el tiempo en la vida en general, y el primer territorio que habitamos las mujeres, y que habitan las mujeres indígenas, es su propio cuerpo; también los espacios públicos, los espacios privados en donde las mujeres tienen el derecho de vivir una vida libre de violencias diversas; también la memoria, que es el lugar desde donde se debe recuperar la historia de nuestros propios pueblos, pero también la historia de las mujeres en la construcción de la realidad y de la historia de esos pueblos.

En todas esas dimensiones las mujeres habitan, luchan. Entonces otro principio es la movilización y la organización; no como un hecho estático sino como un permanente flujo

¿Sigue Bolivia liderando en cierra de la brecha de género como lo hizo en 2013, que ocupaba el número trece entre 130 países?

Yo creo que se ha frenado muchísimo el impulso transformador de la primera etapa post-constituyente que hubo en Bolivia. Me refiero no solamente a los cambios que se dieron desde el Estado en términos de leyes o de decretos que favorecían a los derechos de las mujeres indígenas, de las mujeres trabajadoras, urbanas, profesionales, etc.

Se ha frenado mucho. En lo que más se logró avanzar es en términos de derechos políticos, del acceso de las mujeres indígenas que estaban atravesadas por el desdén y el olvido del Estado y de los poderosos de toda la etapa neoliberal; los pueblos indígenas fueron aquellos sectores de la población más vulnerados en sus derechos, que menos capacidad y posibilidad tenían de incidir sobre las decisiones que se daban en el Estado y que destruían su vida en su territorio.

Con la aprobación de la nueva Constitución se introdujo los derechos económicos, políticos, sociales, colectivos de los pueblos indígenas como nunca antes habían estado. Al mismo tiempo también se hicieron muy palpables en la Constitución los derechos de las mujeres. Sin embargo a la hora de la implementación no ha sido un proceso fácil.

Hoy en Bolivia hay normativas que obligan a que los partidos políticos cumplan la paridad y la alternancia de ese cincuenta por ciento de hombres y cincuenta por ciento de mujeres que tienen que estar en todas las listas que se presentan para las elecciones. Los partidos no pueden inscribir sus candidaturas si no cumplen esta paridad y esta alternancia.

Estos avances en el ámbito de la participación política no han tenido la misma profundidad ni la misma velocidad en el ámbito económico. En Bolivia las mujeres tituladas, que han logrado la titulación de sus tierras, son casi el cincuenta por ciento en ese lapso post-constituyente inmediato, y que antes no llegaban ni al veinte por ciento de nombres de mujeres que figuren en un título de propiedad de la tierra.

Pero hay otros ámbitos económicos en los cuales las mueres siguen estando muy por detrás de los hombres; por ejemplo en el cumplimiento de la normativa laboral, ese aspecto aún no se ha logrado, como tampoco se ha logrado que las mujeres que desempeñan trabajos vinculados al sector informal en el comercio, accedan al 90 por ciento de créditos. El respaldo del Estado queda rezagado a las iniciativas comunitarias.

El sector de la economía que menor apoyo del Estado para poder impulsar iniciativas económicas es el sector de las comunidades indígenas, campesinas, etc. Esa también es una deuda que el Estado boliviano tiene hacia adelante. El gobierno de Luis Arce ha hecho avances casi nulos en cuanto a derechos de las mujeres. Es algo que tenemos que decirlo como un proceso de autocrítica.

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