Por Walter C. Medina
Entrevista a Maribel Núñez Valdéz.
Entre los pasajes más destacados que dejó la entrevista realizada por Francisco López a Maribel Núñez Valdéz para el programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española”, la definición de lo que representa ser mujer, pobre y negra en Haití deja al descubierto la necesidad de un feminismo que priorice en lo decolonial, que regrese al pasado para derribar “todas estas trabas mentales y este colonialismo que no nos deja avanzar”, tal como señaló la activista.
Nacida en Haití, feminista, decolonial, activista afro, integrante de Acción Afro-dominicana de la Cumbre Internacional Anti-Imperialista Africano y Afro-descendiente, Maribel Núñez Valdéz ha participado de la Asamblea de los pueblos del Caribe y tiene una formación periodística; además de ser artista y poeta, milita en Podemos República Dominicana.
En tiempos en los que el racismo es bandera de la derecha y de la ultra derecha con la estigmatización de los inmigrantes, ¿cómo está la situación en la República Dominicana respecto a las personas refugiadas de Haití que huyen de las bandas armadas, del hambre y de las persecuciones?
Gracias por dejarme expresare desde esta tierra en donde se inicia el colonialismo europeo. El colonialismo no es cosa de ayer sino de muy presente. Todavía se sigue n viviendo las consecuencias del colonialismo español, especialmente en Haití, esa nación que fue la primera en luchar en contra de la esclavitud, y crear una revolución triunfante como la de 1804, es una de las naciones que más está pagando esa osadía de hacerse libre, de levantarse sobre las cenias; gente negra, que fue racializada de la manera más terrible e inhumana y hoy todavía están pagando esas consecuencias.
Tenemos un Haití atacada por bandas que fueron creadas por el poder de Haití que atacan provincias y comunidades de mayorías empobrecidas y que jamás penetran a las zonas en donde están los ricos haitianos; esas bandas fueron creadas por el poder y enquistadas en las barriadas a favor de la aparición y en contra de la aparición de los cuatro mil millones de los Fondos Petrocaribes que eran para impulsar el desarrollo en Haití, y la respuesta que da el gobierno del hoy finado presidente Jovenel Moise fue sembrar estas bandas para que la gente no se movilizara por un mañana mejor.
La ONU dijo el año pasado que las armas que están recibiendo estos grupos paramilitares en Haití salen de puertos de Estados Unidos; eso demarca una gran infiltración de parte del gobierno de Estados Unidos y del propio gobierno de Dominicana para ver si se puede frenar.
Si se frena esa violencia que hoy tiene a más de setecientas mil personas desplazadas en Puerto Príncipe, que tiene a más de la mitad de la población haitiana consumida en el hambre, con dos millones de personas en emergencia, la gente no saldría de Haití.
Si hay paz, la gente busca paz. Por eso muchos haitianos se han movilizado hacia República Dominicana y hoy el gobierno de Dominicana ha lanzado una gran campaña racista de persecución de haitianos. Las deportaciones son violaciones a los derechos humanos y las convenciones internacionales demandan que caso por caso deba de ser visto. Hoy el 7,4 por ciento del PIB es producido por esa gran fuerza de trabajo de Haití que gobierna el campo de la agricultura, de la ganadería, la construcción, el turismo, entre otras áreas.
Hay una gran presencia de haitianos que trabajan y viven aquí, y la denuncia es que está persiguiendo haitianos, dominicanos negros, que los están deportando, los están encarcelando; que no importa si están legales.
Se hace necesario que se levante la voz a nivel internacional para denunciar y exigir que se respeten las convenciones internacionales como la convención de no devolución, para que el estado Dominicano no continúe en este momento en que Haití está en las condiciones que está; no hay motivo para deportar personas, y menos en la cantidad en que el Estado lo está haciendo. En los primeros 17 días de esta orden sacan casi 24 mil personas. Están sacando una media de 1.400 haitianos diariamente. Y la situación que se está generando en Haití es terrible e inhumana.
¿Crees que las mujeres haitianas que buscan una mejor vida en República Dominicana son blanco del racismo por ser afro-americanas y mujer? ¿Existe la necesidad de un feminismo decolonial para combatir esta práctica racista y xenófoba?
Efectivamente. El hecho de ser mujer, negra y pobre, ya hay una discriminación. Las que más sufren cualquier situación de esta naturaleza en el mundo es la mujer, y más cuando se es negra y se es pobre. Hay una carga económica-política, salíamos con una ponchera en la cabeza a vender productos agrícolas, a vender carne salada, longaniza, etc; mil cosas salíamos a vender para tener el dinerito para comprar la libertad de los hijos.
Hoy, para comprar la libertad de los hijos y para que estudien, imagínate el ataque que han tenido en Haití, donde hay más de 700 mil desplazados, el costo político de las mujeres. En República Dominicana se está viendo lo que nunca se había visto: persecución, sacar mujeres embarazadas, que las leyes internacionales protegen a mujeres embarazadas; las sacan con sus hijos, las montan en unos camiones horrorosos, las sacan de sus casas de manera violenta, con sus bebés sin nada, sin agua, sin alimentos, sin nada, sin ninguna condición humana posible.
El gobierno dice que son una carga, y en base a eso esas esposas de esos trabajadores que están aquí produciendo plusvalía no pueden ir a los hospitales. Hemos visto cuadros terribles de mujeres pariendo frente a los hospitales; eso no se había visto en este país. En ningún lugar del mundo se ve cosa igual.
Hay un racismo latente en relación a las mujeres haitianas y también con las dominicanas en República Dominicana, hay un gran miedo a salir a la calle. Hay muchísimas familias que están durmiendo en los montes porque Migración les llega a las dos de la mañana. Es necesario un feminismo decolonial, tenemos que regresar al pasado y derribar todas estas trabas mentales y este colonialismo que no nos deja avanzar