Pobre Puerto Rico

Borikén, como se conocía en tiempos taínos, es hoy un Estado Libre Asociado de los Estados Unidos de América, lo que viene a significar que Puerto Rico es un estado de segunda categoría que, en el siglo XXI, lo está pasando realmente mal por una combinación de desastres tanto naturales como hechos por el hombre (y con “hombre” quiero decir “no mujer, en su inmensa mayoría”).


Un rápido repaso: 


Tras una historia de sometimiento colonial que data de finales del siglo XV, en 2006 Puerto Rico sufrió una devastadora crisis económica cuando el gobierno federal de los EEUU decidió eliminar las exenciones fiscales que incentivaban la inversión de compañías estadounidenses en la isla. La retirada de estas compañías, sumada a los altos niveles de corrupción propios de un territorio colonizado, causó altos índices de desempleo y pobreza, llevando a muches puertorriqueñes a emigrar al continente.

En septiembre de 2017 llegó el huracán María, que dejó a todes sus habitantes (más de 3 millones) sin electricidad, algunes durante más de un año; colapsó el sistema sanitario; acabó con la vida de casi 3.000 personas; llevó a 200.000 a abandonar la isla de forma temporal o permanente; y destruyó el 80% de los cafetales, que mantenían a muchas familias. Para que lo entiendan las personas que mandan en el mundo: las pérdidas en Puerto Rico a causa del huracán María se estimaron en 90.000.000.000 de dólares.

A todo esto había que sumar el tradicional abandono por parte del gobierno de los EEUU, exacerbado por el racismo del entonces presidente Trump, que no facilitó todos los recursos que habrían estado a disposición de cualquier otro estado (especialmente si su gobernador/a pertenecía al partido republicano).

Huracan en Puerto Rico



A finales de 2019 y principios de 2020, todavía bajo la negligencia y mala fe de la administración Trump, se produjo una serie de terremotos que volvieron a dañar la red eléctrica, dejaron sin hogar a más de 8.000 personas y dificultaron aún más la lenta recuperación desde el huracán María.


En 2020-2021, por supuesto, Puerto Rico no fue inmune a los efectos de la pandemia de COVID-19, con un sistema sanitario deficiente, una población envejecida por la emigración de las personas más jóvenes y altos niveles de pobreza, que se plasmaron en más de 5.000 muertes hasta la fecha. En términos de capital: unos 6.600 millones de dólares más. 


Y llegamos por fin a la más reciente tragedia, ocasionada por la tormenta Fiona, que llegó a “La Isla del Encanto” unos días antes del quinto aniversario de María. Todavía es pronto para tener una noción de los daños provocados, pero para empezar toda la isla volvió a perder la electricidad, al menos 16 personas han muerto, las inundaciones han cortado carreteras, cosechas enteras se han perdido y muchas casas han quedado inhabitables. Todo esto encima de los estragos causados por las tragedias anteriores.

Derecho a decidir para algunos¿ decisión de EEUU ?

Pero les puertorriqueñes son gente de recursos, como expusieron hace unos días en un artículo de opinión en el Washington Post Lin-Manuel Miranda (el autor del exitoso musical Hamilton) y su padre, Luis A. Miranda Jr. (filántropo y estratega político), ambos puertorriqueños. Los autores del artículo indican que, en la ausencia de la ayuda necesaria del gobierno federal desde 2017, la gente de Puerto Rico se ha organizado para salir adelante, con la ayuda de ONG y de compañías internacionales como Starbucks o Nespresso. Los Miranda también hacen un llamado a todos sus “partners in philanthropy” a que inviertan en la recuperación de Puerto Rico.

Esta es una buena iniciativa, por supuesto. Pero el futuro de seres humanos y otras especies animales y vegetales en Puerto Rico (como en cualquier otro lugar del mundo) no puede depender de que un individuo súper famoso escriba en un periódico súper poderoso apelando a gente multimillonaria, cuyo objetivo principal no es dar ayuda a quienes la necesitan, sino mejorar su propia imagen y aumentar sus ganancias a través de esta ayuda. 

Lo que Puerto Rico (como cualquier otro territorio colonizado) necesita es justicia y reparación, que quienes lo han explotado a lo largo de siglos se comprometan a devolver el equivalente de lo que le han robado hasta que les puertorriqueñes puedan valerse por sí mismes en nivel de igualdad. Al menos en esta ocasión, el presidente Joe Biden se ha comprometido inmediatamente a que el gobierno federal se haga cargo de todos los gastos ocasionados por Fiona. Ahora hay que esperar que la ayuda llegue pronto y que sea para las personas que la necesitan. Pero esto no puede ser más que un primer paso.


Mª Celeste Delgado Librero

Comunicación Red de Círculos Podemos de América &Latinoamérica. Círculo EEUU-CANADA

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