Por Fernando Ortega de El Berguedá, Catalunya
¿Es el Nobel a María Corina un desplante a Trump o el preludio de un plan geopolítico sobre Venezuela?
La concesión del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado ha sacudido la política internacional, y no solo por el reconocimiento a su lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro, sino por la lectura estratégica que puede subyacer detrás de este gesto.
¿Se trata simplemente de un desplante a figuras como Donald Trump, o hay algo más complejo detrás de este premio que apunta a la geopolítica del petróleo y al futuro de Venezuela? Es importante dejarlo claro desde el inicio: lo que sigue no es un hecho confirmado, sino una hipótesis cuidadosamente construida sobre patrones históricos, declaraciones públicas y estrategias de legitimación política y moral que han sido recurrentes en la política internacional occidental.
Sin embargo, el Nobel, lejos de ser un acto aislado, funciona a menudo como un instrumento de proyección de poder y de mensaje político, mucho más allá del reconocimiento individual.
El Nobel como instrumento de legitimación
María Corina Machado ha sido elevada, gracias al Nobel, a un nivel de visibilidad y autoridad moral que trasciende las fronteras de Venezuela. Esta legitimidad simbólica no solo refuerza su peso dentro de la oposición venezolana, sino que proyecta una narrativa internacional: la de una lucha pacífica, ética y reconocida por organismos globales contra un gobierno considerado “dictatorial”. En otras palabras, el galardón convierte a Machado en un referente mundial, y su voz adquiere un poder que no tenía antes: cada declaración, cada protesta, cada pronunciamiento adquiere resonancia internacional inmediata.
Desde el punto de vista estratégico, elevar a una figura opositora a esta categoría tiene múltiples efectos:
1. Fortalece la moral interna: Los ciudadanos opositores perciben que su causa tiene un respaldo internacional, lo que puede aumentar la movilización civil.
2. Genera presión sobre el «venezuela «: Maduro y su entorno saben que cada acción represiva será observada y juzgada por la comunidad internacional, lo que aumenta la tensión interna y obliga a tomar decisiones que pueden ser interpretadas como errores estratégicos.
3. Prepara la narrativa externa: Cada acción del gobierno, si provoca violencia o represión, alimenta un relato que puede justificar intervenciones diplomáticas o incluso militares bajo pretextos humanitarios.
El factor estadounidense y el petróleo
No se puede analizar esta hipótesis sin considerar el rol de Estados Unidos y, específicamente, de Donald Trump, quien ha hecho declaraciones públicas sobre su interés en el petróleo venezolano, palabras textuales que no dejan mucho espacio a la interpretación: “nosotros deberíamos haber tomado ese petróleo”.
Esto pone en evidencia un objetivo estratégico adicional: el control de recursos energéticos críticos. La combinación entre la legitimidad moral de María Corina y el interés geopolítico estadounidense crea un escenario en el que la presión sobre el gobierno venezolano se multiplica.
La teoría plantea que, en una secuencia cuidadosamente planificada, se podrían concatenar los siguientes pasos:
1. Fase simbólica: El Nobel otorga visibilidad internacional y autoridad ética a María Corina.
2. Fase de presión interna: Movilización civil, tensión en las calles y respuesta de las fuerzas de orden público. Cada represión incrementa la percepción de crisis humanitaria.
3. Fase diplomática externa: Sanciones, aislamiento, pronunciamientos internacionales. La narrativa de intervención humanitaria se construye sobre bases concretas y visibles.
4. Fase de intervención: En un momento oportuno, se podría ejecutar una intervención directa o indirecta, justificada como asistencia humanitaria, restauración de la democracia o prevención de un colapso civil.
5. Fase de consolidación: María Corina tendría respaldo interno y legitimidad internacional para avalar decisiones, mientras que actores externos asegurarían el control sobre los recursos estratégicos, especialmente el petróleo.
Riesgos y frenos
Por supuesto, esta hipótesis no es un plan automático ni exento de obstáculos. La intervención militar o económica enfrenta varios frenos:
Costes geopolíticos: Rusia, China y aliados regionales podrían reaccionar, generando tensiones internacionales significativas.
Legitimidad internacional: Una intervención abierta sin mandato de organismos multilaterales podría generar condena global y aislamiento diplomático. Factores logísticos y operativos: Controlar el país y sus recursos requiere infraestructura, personal especializado y tiempo.
Resistencia interna: Las fuerzas leales a Maduro y su aparato de seguridad podrían dificultar cualquier operación militar o control territorial inmediato.
Aun así, la hipótesis señala que incluso si la intervención no es total o inmediata, la secuencia simbólica y narrativa —Nobel, legitimidad, movilización interna, presión externa— ya crea un escenario favorable para acciones futuras.
María Corina se convierte en un catalizador: su figura permite que la comunidad internacional, al menos parcialmente, acepte o justifique medidas que, de otro modo, serían impopulares o controvertidas.
Precisión y cautela.
Esta teoría se construye con precisión sporkiana: analizando cada pieza del tablero, cada antecedente histórico y cada declaración pública, pero sin asumir certezas sobre los movimientos futuros. Lo que se plantea no es una predicción inevitable, sino una lectura plausible de cómo los símbolos —premios, declaraciones y narrativa internacional— se utilizan en la geopolítica para crear condiciones favorables a objetivos estratégicos, en este caso, la desestabilización de un gobierno y el eventual acceso a recursos estratégicos.
En síntesis, el Nobel a María Corina Machado puede ser leído de varias formas: como un desplante a figuras políticas internacionales, como un gesto ético frente a la Venezuela del presidente Maduro, o como plantea esta hipótesis, como la primera jugada de un plan más amplio que combina legitimidad simbólica, presión interna, narrativa internacional y posibles intereses estratégicos sobre recursos críticos.
No es un hecho consumado, sino una posibilidad estructurada y fundamentada, que exige vigilancia y análisis continuos.
