“Mientras estemos en el sistema capitalista es una utopía pensar en la igualdad”

Por Walter C. Medina

ENTREVISTA A GABRIELA RIVADANEIRA

Hugo Castro Fau entrevistó a Gabriela Rivadaneira en el bloque La Entrevista del programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española», que emite AM830 Radio del Pueblo.

La entrevista giró en torno a los procesos progresistas que experimentó la región, al desafío que enfrenta México tras la asunción de Donald Trump, y a la importancia de una América Latina libre de la injerencia de los Estados Unidos.

“Mientras estemos en el sistema capitalista es una utopía pensar en la igualdad. Por eso hay que combatir al sistema capitalista”, sostuvo Rivadaneira.

En el proceso político mexicano hay algunas similitudes con ciertos aspectos del proceso político argentino, en donde existe un partido nacional y popular, que es el Peronismo, que atravesó muchas etapas, algunas más progresistas que otras; pero en México se ha dado un proceso singular, con un dirigente político que arranca desde el PRI, luego rompe con el PRI y continúa con el PRD; luego rompe con el PRD, y finalmente siendo coherente con sus políticas, con su forma de ser y con sus promesas.

Rivadeneira Ex presidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador, actualmente es Directora Ejecutiva del Instituto para la Democracia Eloy Alfaro, México Imagen AFP

Llega al gobierno y en la cuarta transformación logra el Poder Ejecutivo, mayoría en el Poder Legislativo y transformar el Poder Judicial. ¿Cómo se hizo?Es complejo resumirlo en pocos minutos, pero sí; hay que decir que Manuel López Obrador, sin duda alguna, se convirtió en treinta años de un trabajo de mucha perseverancia y mucha ruptura con la política tradicional, en una opción real para el pueblo mexicano que además tiene su particularidad, empezando por la histórica, de reconocer que se da la cuarta transformación justamente por el cuarto momento de revolución que vive la historia mexicana después de tres procesos previos que no hemos tenido en otro rincón del continente, lo cual hace particular la profundidad del debate político en México.

Pero además de enfrentarse no solamente a partidos que en su momento se erigían como partidos de izquierda pero que se fueron transformando en partido ligados al crimen organizado, al narcotráfico, a una política muy entregada a la política de los Estados Unidos. Recordemos que además México siempre miró hacia el norte y es a partir del gobierno de López Obrador que empieza a mirar hacia el sur.

Y eso lo convierte en un proceso no solamente a observar, sino también de muchas expectativas cuando gana la primera mujer presidenta de México, Claudia Sheinbaum como una continuidad de esa cuarta transformación pero planteando el segundo piso de esa transformación.

No solamente vamos a continuar lo que se hizo bien, sino que además vamos a profundizar un proceso de transformación, y esto viene cargado con el Plan C, que es algo que debemos estudiarlo en el resto de los países de la región porque explica cómo jugar con las reglas electorales de nuestros países para hacer estratégicamente una incursión en cada uno de los territorios para saber cuántos diputados y senadores teníamos que lograr en cada territorio para una mayoría parlamentaria, tomando en cuenta que este segundo período progresista del Siglo XXI en los gobiernos de América Latina y el Caribe no contábamos con mayoría parlamentaria, lo cual ha sido una piedra de choque de los ejecutivos.

México plantea además un segundo tema de mucha expectativa, que sería el primer proceso de continuidad organizado y exitoso que tengamos en los procesos de la región. No hemos tenido en la región procesos de continuidad que hayan garantizado la sostenibilidad de los procesos políticos.

México está en la mucha, mucho más ahora con el triunfo de Trump, con toda su política anti-inmigratoria, con su política violenta, fascista, que va a empoderar a actores políticos fascistas. México, Colombia, Brasil, se convierten justamente en tres lugares de mucha observación y en un reto para las organizaciones políticas y sociales del resto del continente para saber cómo vamos a disputar el sentido común, las retóricas, los símbolos, lo cultural, para no dejar que el fascismo nos carcoma y que puedan ser periodos que se alarguen en un continente que ya demostró que la igualdad, la redistribución, el buen vivir, que hay opciones, que se pueden hacer las cosas de manera diferente. Esta América en disputa sin duda hoy está más en disputa que nunca.

¿Cómo logramos en el proceso de cambio mexicano evitar que la oligarquía tome posiciones neofascistas que quieran quebrar el proceso y evitar lo ocurrido en el Chile de Salvador Allende? El problema es que no hay formas, no hay modelos. Lo más acertado es afianzarnos en la base orgánica y estructural territorial. Los únicos procesos que han podido sobrevivir solo se han podido sostener trabajando directamente con las células organizativas y el trabajo organizativo territorial. Nosotros lo hemos hecho desde la izquierda siempre, porque hemos estado toda la vida en resistencia, pero no en una resistencia pasiva sino en una resistencia organizativa desde lo territorial.

El error fue que cuando llegamos a ser gobierno, por el quehacer de la dinámica de una institución tan burocrática y liberal, como son nuestros estados, terminamos muchas veces en esto de la instrumentalización o de la institucionalización de los mecanismos participativos, que por un lado marcan pautas en las nuevas gobernanzas pero que también debilitan esa autonomía de la base organizativa que tiene que estar presente permanentemente para la disputa cultural y la disputa del sentido común.

Hay mucha teoría que nos dice que las herramientas de participación on line y off line; es decir, las que están en línea y las que tienen que seguir fuera de línea, y cómo hacer una sinergia para que las herramientas de las tecnologías de la información ayuden siempre al fortalecimiento de gente real.

¿Cómo te imaginás México de acá a veinte años?Me imagino un México con una igualdad sustantiva; es decir, donde todos los seres humanos, todos, todas y todes, puedan tener un territorio de vida y de convivencia, donde la violencia cada vez sea menor. Mientras estemos en el sistema capitalista es una utopía pensar en la igualdad, por eso es que hay que combatir el sistema capitalista.

La peor de las violencias es la desigualdad estructural. Yo veo un México avanzando hacia cerrar esas brechas de desigualdad estructural, hacia generar mejores condiciones, avanzar hacia la sociedad de los cuidados; estamos hablando de una sociedad que se conciba de manera diferente, y para eso el Estado presente, cumpliendo el rol que le corresponde, controlando el mercado y generando oportunidades para los que han sido discriminados de las posibilidades de desarrollo puedan tener posibilidades de una vida de Humanismo Mexicano, como lo marcó Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Hacia eso vamos.

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