Por Walter C. Medina
ENTREVISTA A MARA MALLORQUÍN
«Margarita Sea Soma” es un espacio sobre la coyuntura económica, política, cultural y social de América Latina y el Caribe, que tiene el objetivo de ofrecer una mirada feminista a las noticias de actualidad y a las formas de activismo y de resistencia contra la embestida patriarcal conservadora.
Mara Mallorquín coordina este posdcast que tiene corresponsables en diversos países de la región y del Caribe. Nacida en Paraguay en 1983, vive en Buenos Aires y trabaja en proyectos interdisciplinarios desde una perspectiva feminista; es Licenciada en Relaciones Internacionales por la UNIDA, de Asunción (Paraguay), Máster en Igualdad y Equidad en la Universidad Central de Catalunya, es especialista en Políticas Públicas y Justicia de Género.
Entrevistada por Ximena Donamaría para el programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española” (AM830 Radio del Pueblo), Mara Mallorquín aseguró que “Nosotras sabemos que la violencia sexual es un arma de guerra. Hay que tener en cuenta que esta batalla cultural tiene efectos económicos, porque se están erosionando derechos de las mujeres, del colectivo LGTBIQ, de las poblaciones indígenas; y como ejemplo tenemos el triple lesbicidio de Barracas”
¿Cómo surge la idea de Margarita Sea Soma?Primero surge de la coyuntura política, surge de esta embestida de la ultraderecha, que ya veíamos cuán violento podía llegar a ser; y también surge del asombro y del espanto. Nosotros somos una asociación civil feminista, y somos migrantes, obviamente acompañamos al colectivo LGTBIQ, también estamos muy conscientes de lo que es la identidad marrón y migrante, porque formamos parte de esos colectivos.
La idea es qué hacemos este año sabiendo que la cultura va a estar desfinanciada. Nosotros empezamos con la Asociación Marea, Género, Artes y Humanidades tratando enlazar teatro y feminismos para poder crear espacios de diálogo en lo que fue la “gran ola”, en 2019, y en el 2021 nos constituimos como una asociación. De ahí surgió hacer un podcast, pero no nos cerraba que fuera una sola voz, entonces planteamos que fuera una construcción colectiva e ir buscando las compañeras que estaban sueltas en América Latina y que querían alzar la voz, tener un espacio, y de ahí surge Margarita Sea Soma.
¿Por qué Margarita Sea Soma?A mí me contaba mi padre, que fue diplomático, que el apellido Sea y Soma eran comunes en Centro América; entonces nos resultó muy particular hacer el juego de palabras. Y por otro lado, un amigo de Buenos Aires me dio “Sea cuerpo”; soma, de cuerpo. Y es muy interesante porque realmente es una construcción colectiva con las corresponsales.
Y como nosotras venimos del teatro, también proponemos que el posdcast tenga esa impronta dramática que está muy acorde con los tiempos que vivimos, y también como una búsqueda de comunicar. Es una búsqueda abierta, es un proyecto abierto y en proceso, en el que cada vez se van incorporando más corresponsales. Apelamos a trabajar en red con Emancipa Paraguay, que es una revista feminista; con La Lupa Nicaragua también; aspiramos a la producción pero también a la difusión a través de esas redes de colaboración, porque el algoritmo no apoya a las organizaciones que tienen este ímpetu.
¿Las corresponsales en los distintos países observan problemáticas similares? Hay puntos de acuerdo sobre todo en el tema de violencia de género, pero los contextos son diferentes, y las historias y las tradiciones de las sociedades son diferentes. En Colombia hay un proceso de negociación de paz, donde todavía la violencia sexual no sale a la luz, no se habla lo suficiente, por razones varias. Nosotras sabemos que la violencia sexual es un arma de guerra.
Hay que tener en cuenta que esta batalla cultural tiene efectos económicos, porque se están erosionando derechos de las mujeres, del colectivo LGTBIQ, de las poblaciones indígenas; y como ejemplo tenemos el triple lesbicidio de Barracas. Porque esas mujeres lesbianas fueron asesinadas por su condición de género y estaban situadas en un lugar vulnerable desde lo económico, desde lo habitacional, desde la alimentación, desde la salud. Es evidente que la discriminación hacia estos colectivos hace a las mujeres, a los migrantes; y no está solamente en el orden de lo simbólico.