¿Lo peor ya pasó?

Saludos desde la tierra de los ais y los jaega. ¿Qué? ¿Nadie me ubica? Eso es porque hoy en día no se sabe mucho de las tribus nativas de Norteamérica. Mejor que use términos europeos, que son los que ganaron: escribo desde Cabo Cañaveral, donde hay un puerto de súper mega cruceros, para quienes quieran aumentar su huella de carbono un poquillo, y donde está también la Estación Espacial Kennedy, en la que perfeccionan su huida de la Tierra los multimillonarios que la están decimando. Desde el estado que se conoce como Florida, vaya, donde viven tanto el ganador como el perdedor más claros de las recientes elecciones en los Estados Unidos, el gobernador Ron DeSantis y el ex presidente Donald Trump, respectivamente.

No sé qué noticias habrán llegado sobre las elecciones allende las fronteras, así que hoy he pensado que sería bueno resumir un poco el estado de cosas.

Lo más importante es que la ola roja, o el tsunami rojo, no se produjo. Y con esto no me refiero a que no ganara el partido comunista, que desde luego no tenía ninguna oportunidad, porque, según Wikipedia, solo cuenta con unos 5.000 miembros. (Y esto, por cierto, es una buena noticia, porque yo ni sabía que había un partido comunista en EEUU hasta que se me ocurrió mencionarlo en esta columna y lo busqué.) 


En la camiseta azul (color del partido Demócrata) se lee un mensaje para les votantes demócratas,!que muevan el culo y voten ya!
«Get your ass to the polls»

Pero volvamos al tema: Me refiero al partido Republicano, cuyo color es el rojo y cuyo animal es el elefante, frente al partido Demócrata, representado por el azul y el asno o burro. Otra vez me voy por los cerros de Úbeda. ¿Será que estoy intentando evitar el tema? 

Vuelvo: Dos semanas después de las elecciones, el partido Demócrata ha conseguido imponerse en el senado con 48 senadores propies y 2 independientes, frente a 49 republicanes. Aún queda un escaño del estado de Georgia, que se va a votar en segunda vuelta en diciembre, porque ninguno de los dos candidatos llegó al mínimo necesario para ganar. 

En cuanto a la cámara de diputades, aún no se han terminado de contar los votos por diversos motivos, pero ya ha ganado una mayoría republicana, como se esperaba, en parte por la aplicación de nuevos mapas electorales diseñados para que pierda el partido Demócrata. (Igual un día que tenga más tiempo os cuento algunas de las maravillas del sistema democrático del país que se vende al resto del mundo como el icono de la libertad.)

Antes de las elecciones, el partido Republicano, su aparato mediático (el canal de televisión Fox News) y sus seguidores neonazis habían pronosticado una ola roja en estas elecciones de medio ciclo, porque lo normal es que el partido en el gobierno se lleve un varapalo. Y el partido Demócrata y sus seguidores, entre quienes me cuento a regañadientes, estaban un tanto achantades y sin querer hacerse muchas ilusiones. 

¿Por qué estas actitudes? Pues porque, normalmente, el factor de mayor peso en estas elecciones de medio ciclo suele ser la economía. O, como dijo un famoso asesor de Bill Clinton el siglo pasado, “It’s the economy, stupid!”. Y este año la inflación ha provocado una subida en los precios de la comida, la vivienda y los combustibles de más del 8% con respecto al año pasado, que está siendo muy difícil de asumir para muchas familias. Por otro lado, Biden nunca ha sido un político muy popular, ni siquiera entre miembros de su propio partido, sobre todo quienes cojeamos de la pata izquierda.

Pero, según cuenta la publicación Vox, que no tiene nada que ver con el partido neofascista español, sino todo lo contrario, resulta que en estas elecciones han pesado otros factores más que la economía. (“Stupid!”)

Uno de ellos ha sido el tiro por la culata que ha resultado ser la derogación de la protección federal de los derechos reproductivos de las personas con útero, que ha movilizado a gente por todo el país, especialmente a mujeres y jóvenes. Esto no puede extrañarle a nadie porque, en contra de la opinión de les 6 jueces del Tribunal Supremo que han decidido usurpar la labor legislativa sin que el pueblo les eligiera para ello, un 80% de estadounidenses apoya la legalidad del aborto en alguna medida. De hecho, este derecho ha salido reforzado en los estados en que hubo referéndums al respecto hace dos semanas. 

Un segundo factor ha sido que muches votantes se han tomado en serio la amenaza que suponían les extremistas MAGA para el ya maltrecho sistema democrático de la nación. Así, todes les candidates a secretaría de estado y gobierno estatales que defendían la “Big Lie”, la gran mentira de que Trump ganó en 2020, han perdido. Bueno, todes menos uno, Diego Morales, que será el nuevo secretario de estado en Indiana. (Abro aquí otro inciso para contaros que Morales, nacido en Guatemala, es una de al menos 8 personas que han hecho historia en estas elecciones por ser las primeras de origen latinoamericano en ser elegidas a sus respectivos cargos.) Volviendo al asunto de antes: que solamente haya un negacionista entre estos puestos es muy positivo, porque son quienes tienen la responsabilidad de certificar la validez de las elecciones y podrían poner en peligro las presidenciales de 2024 si no gana su partido. 

Un tercer factor que ha contribuido a poner freno a la decadencia ha sido ¡el mismísimo Trump! Muches de les candidates que apoyaba, o han perdido, o han estado a punto de perder, incluso en distritos con una larga trayectoria de victorias republicanas. Por eso, el día después de las elecciones ya se empezaron a alzar voces en el partido Republicano, que antes habían adulado al ególatra mayor del imperio, y ahora hablan de poner distancia y pasar página.

Aun así, una semana después de las elecciones, y desoyendo las voces que le pedían que no se presentara como candidato a las primarias, Trump dio comienzo a su campaña electoral. Probablemente para hacerle sombra a su máximo competidor, Ron DeSantis, en su momento de triunfo tras haber sido reelegido gobernador de Florida con más del 59% de votos. Y quizás también porque, aunque el ser candidato no le da ningún tipo de protección ante la ley, sí que puede causar complicaciones y retrasos en las muchas causas abiertas que hay contra él, y, aguantando, aguantando, igual llega de nuevo a la presidencia y adquiere el súper poder de la inmunidad que cree le han quitado injustamente. Esto no pienso que vaya a ocurrir, porque después de su anuncio, muchos ricachones que antes le dieron un montón de dinero ya han dicho que no lo apoyan, que Ron DeSantis es más joven y bello. En cualquier caso, a mí me parece estupendo que Trump se haya lanzado ya a la palestra y espero que cause muchas y muy fructíferas divisiones en su partido.

Para resumir: lo peor que podía pasar no ha pasado y hasta ha habido buenas noticias no solo con respecto al aborto, sino también con respecto a los derechos LGBTQ+ y la protección medioambiental. 

Pero que nadie piense que nos espera un futuro prometedor. Aunque Trump empiece a entrar en la obsolescencia, el trumpismo sigue vivo. Y su heredero, DeSantis es un Trump 2.0, más joven, más atractivo, más inteligente, pero igual de terrible, con lo que puede hacer incluso más daño que su maestro. El imperio sigue gravemente herido y languidece.

Y para no terminar en esta nota tan negativa, quiero despedirme con la recomendación de un libro, La parábola del sembrador, escrito en 1993 por Octavia Butler. Es una novela que nos ofrece una versión distópica de los EEUU a partir del año 2024, a la que ha abocado el capitalismo extractivista con su explotación de los recursos naturales y humanos de que depende. Si os vais de crucero, o de viaje espacial, llevárosla. Os gustará.

Por Celeste Delgado Librero, Redacción Revista TU VOZ, Delegación EEUU.

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