Por , Juan Carlos Monedero, Cofundador de Podemos, profesor, escritor y politologo.
No es gratuito que haya coincidido la publicación de la doctrina para la Seguridad Nacional de los Estados Unidos con las fallidas elecciones hondureñas. Ambos responden al mismo principio: orientar toda la política exterior a la defensa de los intereses norteamericanos, eso sí, al margen de los intereses de cualquier otro pueblo o país. Esto además no estará sostenido sobre la Constitución sino sobre el derecho natural, es decir, por las mismas jerarquías que uno se encuentra en la selva.
Y añaden que Dios o Trump por supuesto, siempre interpretado por los que tengan la fuerza para convencernos de qué es lo que ordena Dios. Si antes Estados Unidos pretendía controlar el continente de manera hegemónica a través de la influencia cultural y económica (era la tarea de la USAID), ahora lo va a hacer con la fuerza. Si antes lo pretendía realizar con el lema de un mundo basado en reglas, contando con que estas reglas las habían escrito ellos mismos para la ONU, para el Fondo Monetario Internacional o para el Banco Mundial.
Ahora lo va a hacer desde una ideología de extrema derecha, que como dice el documento desde su primera página, señala como enemigos al feminismo e ideología de género, lo llama despectivamente como hace la derecha española, contra el pacifismo, contra el ecologismo, contra el internacionalismo, contra los derechos humanos, justificando incluso el genocidio en Gaza.
Si hasta hace no mucho se hacía obedecer, influyendo sin amenazar, ahora la amenaza es la norma, donde antes había dólares ahora van a existir palas, amenazas presiones, retiras los fondos de la USAID y llenas el caribe de barcos de guerra. Además, el complejo militar industrial te agradece el gasto.
En Honduras se trata de la primera intervención de esta nueva doctrina monroe Trump, tras la publicación del documento que marca la política exterior norteamericana, aunque en verdad ha habido todo un abanico de acciones cuyo significado es inequívoco, el cerco a Venezuela, la conversión del cementerio de Gaza en un resort de lujo, o al menos esa pretensión, la persecución y deportación de inmigrantes en Estados Unidos, el pacto con Putin sobre Ucrania, la expulsión de China de Argentina, el intento de salvar el pellejo a Bolsonaro, amenazando a Lula con aranceles.
En esa nueva tarea Trump va a contar con toda la extrema derecha latinoamericana con una parte importante de la derecha, cuidado que se está radicalizando para que no la devore electoralmente la otra derecha y también no nos equivoquemos. Con una parte del pueblo latinoamericano que tiene una vinculación emocional con los Estados Unidos, bien por las remesas que recibienden de allá, bien por el miedo a un enfrentamiento con un vecino tan poderoso, porque les han enseñado que el modelo de vida deseable es el norteamericano, aunque ese país esté lleno de personas sin hogar, de ancianos sin pensión, de enfermos sin hospitales y medicinas, de jóvenes endeudados y de adultos sin trabajo.
En esta nueva tarea de control las iglesias evangélicas forman parte de ese engranaje. La sustitución de la teología de la liberación por el evangelismo sonido Pentecostal ya ha sido un éxito acompañado en algunos países por organizaciones religiosas ultra-reaccionarias que tenían, la misma función de acabar con la iglesia progresista y esa, ahí está el Yunque, lo o los legionarios de Cristo. En el documento de seguridad nacional, Estados Unidos señala cómo en elefante que está en la habitación a China, pero como ya asumen su derrota se centra, sobre todo, en hacerse con la región buscando eliminar los riesgos.
Honduras ha sido el trampolín en el revólver de esa organización para delinquir que es el gobierno de los Estados Unidos. Trump quiere proscribir a toda la izquierda también a la de dentro y cada vez que acaban con un gobierno de izquierdas, pues brindarán con Coca-Cola.
Lo que ha hecho en Honduras Trump lo ha vivido como un laboratorio para las próximas elecciones en el continente. Al volver a activar lo del patio trasero y como les ha salido bien, vamos a ver cosas similares en todas las próximas elecciones en América Latina y en Europa. Es importante señalar que los Estados Unidos están hoy con muchas tensiones internas, que no hay un consenso en la política exterior y eso se refleja.
En el documento hay un sector belicista dirigido por Marco Rubio y otro más amigo del comercio y del aislamiento, más cercano a la idea original del Make America Great Game, donde sería, por ejemplo, Richard Granel. En Estados Unidos si quieres entender algo, sigue el rastro del dinero que decía la garganta profunda del Watergate y que luego retomaría el detective Lester Freeman en la serie de Wire. Si quieren saber la verdad, siguen el rastro del dinero.
El gobierno de los Estados Unidos es un gran lobby mafioso que cobra por sus gestiones. Circulan informaciones que dicen que los grupos empresariales Hondureños fueron los que pagaron por el indulto al ex presidente Juan Orlado Hernández condenado en Estados Unidos a 45 años de cárcel y 5 de condicional por traficar con 400 toneladas de cocaína, que terminaron en las calles norteamericanas, al que ha indultado Donald Trump.
El resultado de las elecciones en Honduras es peligroso para la democracia en América Latina en primer lugar porque el hecho de que Estados Unidos fomenta al candidato del partido de un narcopresidente que terminó finalmente preso en una cárcel norteamericana es una señal brutal de que para Trump todo vale.
Estados Unidos te mete en la cárcel por narcotraficante y luego dice que el hecho de que haya droga en el país no es culpa del presidente Orlando, ¿valdría eso para Venezuela?, al tiempo que dice que va a tumbar el presidente Maduro acusándolo sin pruebas de ser jefe, del tráfico de cocaína. En fin, la conclusión es clara, a quien le importa nada la verdad, como si de un emperador romano se tratara, Trump subirá a bajar al pulgar a favor en contra de una persona en virtud del cálculo económico, sin consultarlo siquiera con asesores que sepan algo de geopolítica ni con economistas que calculen los efectos de sus decisiones.
Ahí está la montaña rusa de los aranceles y la lista con Lula o Mandani, o soltaron a un condenado por narcotraficante, que es del mismo partido al que curiosamente está queriendo ayudar.
Y esa condición fija, que no solamente marea a los líderes de otros países sino que los aturde y que los convierte al final en títeres que permiten, por ejemplo, que se suspenda el tráfico aéreo en un país de la región, como ha pasado con Venezuela. A 48 horas de las elecciones Trump amenazó a los hondureños para que no votaran a la candidata de izquierdas en Honduras.
Estados Unidos no es cualquier país, por eso las élites hondureñas durante años con el Partido Liberal y el Partido Nacional construyeron el marco de que lo mejor que le puede pasar a alguien en Honduras es irse a trabajar y a venir a Estados Unidos. Además mandaron, según ha denunciado, la candidata Rixi Moncada más de un millón de mensajes personales a los teléfonos celulares de los hondureños amenazandoles con el cierre del envío de remesas de los trabajadores del país si ganaba la izquierda.
Cuando esos comportamientos se atribuyen a Rusia, se cierran en Europa canales de televisión o las redes sociales en las que ha participado el gobierno de Putin, incluso en Rumanía, el tribunal constitucional anuló unas elecciones por la injerencia rusa. Buena regla debería de seguir el tribunal supremo hondureño anular las elecciones y América Latina debería prohibir los canales americanos y las redes sociales en las que participe el gobierno de Estados Unidos o empresarios que hayan financiado el presente Trump.
Se alertó desde el comienzo de maniobras en el conteo rápido y al final claro, no se prestaba la suficiente atención porque las encuestas que se manejaban en el entorno del gobierno no detectaron que iba a haber este resultado final. Está claro que el gobierno de Estados Unidos es un negocio en el que participan las derechas de todos los países si pasan por caja.
En Honduras la agenda de Juan Orlando Hernández coincide con la del ex embajador de Estados Unidos Carlos Truquillo, incorporado a los grupos económicos vinculados a la congresista norteamericana María Elvira Salazar; Esa que dijo que cuando cayera Maduro las petroleras norteamericanas iban a disfrutar de un festín, en que Dios creerán esta gente tan religiosa.
En el caso de Honduras se debería también hacer entender a la izquierda que una parte sustancial de las campañas electorales se juega en las redes sociales.
Si tiene 100 veces, 100 veces menos seguidores en Instagram, Facebook o TikTok es complicado llegar al votante más joven. Igual que si no comunicas tus grandes avances en pobreza o en energía que da luz a los pueblos pues eso no se convertirá en votos. La izquierda que no comunica es una izquierda que se barcita.
El evidente fraude que supone la injerencia norteamericana a los cientos de miles de votos contabilizados que no usaron el sistema biométrico, las irregularidades que mostraron las actas electorales en las más de 20.000 mesas había interventores del partido libre, que saben el resultado final. Hacen que es probable que una parte de los Hondureños pesa todo esto no haya evaluado positivamente la gestión de Xiomara Castro.
Algunos observaciones en el gobierno de la izquierda habría mostrado debilidades a la hora de enfrentar las estructuras de poder del país, no habría avanzado suficientemente en el trabajo de base y la discusión interna en el partido LIBRE, no habría avanzado lo suficiente en la lucha contra la corrupción de la misma manera que no habría satisfecho en las expectativas de algunos grupos.
Otro mensaje de las elecciones es la necesidad de activar la renovación generacional para convocar a gente más joven. Se corre el riesgo de pensar que sucesos fundadores de movimientos de 15 en España, la Revolución Ciudadana, en Ecuador, la Revuelta del Agua, en Cochabamba o el golpe de 2009 en Honduras significan lo mismo para los que vinieron después y no es así.
Además en países jóvenes, si nos van a representar mayores es importante que la comunicación realmente exista, hay que tener cuidado con los mitos fundacionales tanto para derribarlos como para cómo mantenernos.
La renovación de los liderazgos se está demostrando una de las espadas de los gobiernos de izquierda, las renovaciones se han zanjado con catástrofes, divisiones o fraudes en casi todos los sitios, salvo México y Venezuela. América Latina sigue siendo un continente en disputa, vemos que a veces vencen la derecha y otras veces ganan a la izquierda, pero hay un problema de fondo cuando ganan a la derecha se alinea absolutamente con el gobierno de los Estados Unidos y cuando ganan a la izquierda se pone invariablemente a la defensiva.
Lo que es un patrón lo hecho en Honduras, lo va a hacer en todas y cada una de las próximas elecciones en América Latina y el continente, habrá que repetir aquello de primeros y llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista no dije nada, luego se llevaron a los localistas, pero como yo era un localista no dije nada, luego se llevaron a los judíos hasta que vengan a por el siguiente.
Son tiempos de hacer buenos diagnósticos que señalan el agotamiento de la vieja política, que entiendan lo que piensan y necesitan los pueblos saber que Estados Unidos va a por todas con el continente y que se atrevan, también los que hagan este nuevo diagnóstico desde posiciones progresistas, que se atrevan a poner en marcha porque la alternativa va a ser otra vez socialismo o barbarie o de manera más evidente, porque están llamando a la puerta democracia o guerra.