¡GRANDIOSA!

Natacha Scherbovsky, Antropóloga, militante feminista, Investigadora en cine, historia e imagen.Especializada en cine Chileno y Latinoaméricano.Miembro de la Comisión Directiva de Asaeca (Asociación argentina de estudios sobre cine yartes audiovisuales) militante de Podemos Argentina.

Acabo de terminar de ver la serie “Envidiosa” (Netflix, 2024) así que esbozaré algunas ideas que están atravesadas por las mil emociones que genera por segundos: alegría, angustia, dolor en el pecho, en el corazón, sorpresa, empatía, bronca, mucha bronca, dolor, muchísimo dolor, llanto a mares, risas y carcajadas, una gran identificación.

El texto va dirigido a nosotras, mujeres (hetero, cis), lesbiana, mujeres trans, o a toda aquella que se sienta interpelada. Asi que la que no la vio o está a la mitad o quiere verla, quizás el texto será mejor leerlo cuando terminen de verla porque quiero recuperar varias escenas, situaciones que se representan y no lo podré hacer sin spoilear.

Pero después, si quiere, las invito a leer, a compartir ideas, sensaciones, emociones, pensamientos…. eso es lo más lindo, intercambiar, compartir.“¿Alguien puede pensar en nosotras?” jajaja parece que sí, que la guionista Carolina Aguirre, el director Gabriel Medina y el productor Adrián Suar, se pusieron a reflexionar sobre nuestro mundo y encontraron un terreno para explorar que era maravilloso, complicado, enrevesado, lleno de espinas, de flores, repletos de traumas, de dolores, derrotas que las sentimos en todo el cuerpo.

El acento está puesto en que acumulamos derrotas a esta altura de la vida y que buscamos victorias (como se llama su protagonista). No importa si estamos casadas, solteras, separadas, si tenemos hijxs, si no lxs tenemos. La serie plantea que todas estamos rotas. Aquellas que parece que tienen una vida ordenada, calma, tranquila en el minuto siguiente se les desarma. Se quiebran las apariencias y las existencias…

También pone en evidencia que somos muy complejas: amamos, odiamos, envidiamos, queremos, acompañamos, destruimos, lastimamos y nos lastiman. Somos amorosas pero también somos las peores amigas en muchos momentos. Las más crueles, las que pueden organizar una “intervention” para decirle a una de nosotras cosas muy duras y en plena escena darnos cuenta de a dos o de a muchas que la estamos destruyendo en ese mismo acto y con esas palabras. Porque se está enterando ahí mismo de lo que sentimos y antes no nos animamos a decirlo.

No sólo los actos son destructivos sino que destruimos con las palabras y asi podemos quebrara otra persona. A nosotras mismas también, pero en este caso quiero reparar en esta idea.Aunque hace años que atravesamos la cuarta ola del feminismo y llevamos adelante una marea verde, que implica que cotidianamente intentamos romper con estereotipos, con formas de ser viejas, antiguas,”patriarcales/dominantes/hegemónicas”.

Pero por momentos, volvemos a esos lugares que son propios del dolor, de estar muy heridas, lastimadas y nos “olvidamos” de lo que hemos intentado destruir en estos casi 10 años. Nos convertimos en seres horribles. De todos modos, creo que es importante convivir con esto como intenta representar la serie. Lo pongo a discusión porque todas sabemos lo que es trabajar entre mujeres, construir en espacios que estamos en contacto cotidiano con otras.

No es fácil para nada. No seamos hipócritas, porque tejemos y destejemos relaciones/vínculos en espacios que a veces se vuelven completos infiernos. Y los infiernos de mujeres, entre mujeres, son en mi experiencia los peores.Pero también la serie visibiliza que esas formas de mierda, que a veces emergen, en otros momentos se aplacan, dejamos de competir con otras/contra otras/contra nosotras mismas y nos acompañamos.

Nos vamos de fiesta, nos reímos sin parar, bailamos como si no hubiera un mañana, compartimos la alegría, la tristeza, los dolores, nos abrazamos, nos quedamos llorando, destrozadas. Y esos pedazos, esos fragmentos de lo que somos, los vamos levantando del suelo gracias a nuestras amigas, hermanas, madres. Nos volvemos a armar una y mil veces. Pero con ayuda de otras. Y en este caso de otro, de un varón, que más adelante hablaremos.

Los dolores que tenemos en el corazón, como expresa la protagonista, nos convierte en mujeres eufóricas. Desquiciamos, nos encontramos y desencontramos, gritamos, reímos, lloramos. Durante un tiempo nuestras vidas se vuelven caóticas y nos convertimos en “mujeres quilombo” empezamos a construir escenas que empiezan a superponerse. La intensidad aumenta, crece a pasos agigantados. Nos envuelve y no paramos. Hasta que nos caemos. Hasta que el cuerpo se lastima y nos obliga a frenar porque pone un límite. Pero hay que llegar a caerse metafórica y literalmente. Antes de ese stop, vivimos alocadamente, amando, odiando, llorando, enojadas por la vida por todas las injusticias que hemos atravesado y que ya no sabemos cómo habitar en nuestros cuerpos.

Las que estamos solas, como se centra la serie, no paramos de sentir que no somos queridas, elegidas, que siempre nos descartan. Me sorprendió muchísimo que en el guión hay frases que he dicho mil veces en todo estos últimos años. Claramente somos muchas las que sentimos eso porque sino sería imposible encontrar las mismas palabras o realizar los mismos planteos ¿Por qué no nos quieren los varones? ¿Qué tenemos si hacemos todo bien? Si nos entregamos completamente al amor. Y justamente ese es el problema.

Como se lo revela la hermana de la protagonista: la entrega total. Porque esa entrega es desmedida, absolutamente desmedida. Nos perdemos en eso que damos, porque damos demás. Y todo lo que es “demás” es complicado: antes, durante, después, siempre. Pero también es muy fácil verlo cuando estás fuera, como repara una de las amigas de la protagonista y no cuando estás dentro. Nos “¿enamoramos?” de muchos varones que no están disponibles subjetivamente para amarnos (porque están depresivos, casadxs, recién separadxs, divorciados con mil mambos, son muy estructurados) y no dejan que el azar, el accidente intervenga porque desarma sus estructuras.

Por lo tanto, es imposible que vivan el amor, que se trata justamente de algo del orden del encuentro, de lo inesperado, de lo que sucede. Como dice Cortázar y lo he escrito mil veces pero no puedo expresarlo de una mejor maner y con la claridad que él lo hace: “ como si se pudiera elegir en el amor como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”.

No se puede pensar cuando nos atraviesa el amor, no se puede calcular, especular, cuando nos enamoramos. Como el ex novio de la protagonista, muchos varones viven aterrorizados. Construyen estructuras que son armazones que les sirve para no desarmarse ellos mismos pero así es imposible el encuentro y por la tanto amar. Por eso fracasamos y seguimos fracasamos. Porque insistimos donde no es. Y cuando somos capaces de pensar, de analizar, en una terapia o con otras, nos damos cuenta de esto. Pero cuesta mucho.

No tenemos todo el tiempo la claridad. No estamos todos los días iluminadas porque estamos viviendo, amando, golpeándonos una y otra vez. Hasta que nos preguntamos por qué acumulamos historias que no llevan a ningún lado. Lo cual no es sencillo: hacerse la pregunta, tratar de contestar y elaborar alguna respuesta o respuesta. Requiere tiempo, trabajo, sangre, sudor y muchas lágrimas pretender entendernos y el entendimiento nunca es total.

Es parcial. Se nos escapan muchas cosas, pero algunas vamos viendo. La serie nos plantea que no somos nosotras, que no hay nada malo en nosotras, en cómo somos, en nuestras vidas. No nos falta algo: belleza, inteligencia, creatividad, amorosidad o todo lo que se nos ocurra o fantaseemos. Ahí no radica el problema.

El foco está corrido pero eso lo entendemos al final o como nos pasa a muchas cuando se precipita algo que tiene que ver con el fin de una historia de amor u otros finales (una muerte, una perdida, el final de una tesis, el despido de un trabajo, la renuncia a un puesto laboral), algo que nos sacude completamente como una mudanza, el dejar una casa, una ciudad, un país.

O como propone la serie una caída. ¿Qué significa caer? Hace dos meses me caí y a diferencia de la protagonista no me quebré el brazo pero estuve a punto. Caí para atrás pero en esos segundos fui consciente e intenté no caer de cabeza. Entonces mientras caía fui acomodando cuerpo para que el impacto recayera en el costado izquierdo, no quebrarme el brazo ni lastimarse la cabeza.

En esos segundos pensé. Lo que más me importaba era tratar de caer lo mejor posible para que ese “accidente” no me impidiera viajar (ya tenía planeado un vuelo para los días siguientes) a un lugar muy querido y deseado. Como le sucede a la protagonista, me caí bailando. Daba vueltas sin parar. A diferencia de ella no estaba borracha pero sí muy desbordada. Nos caemos. Mi analista de ese momento me preguntó en dos o tres sesiones: qué significaba esa caída, ya que es sintomático.

La caída nos avisa que algo está mal, que es hasta ahí. Lo trabajamos en análisis. Un amigo muy querido, en otro contexto, ya habiendo pasado casi un mes de ese episodio, me dijo que le parecía un buen significante para seguir indagando.¿Por qué nos caemos?¿cuándo? ¿en qué contexto? Me resulta interesante pensarlo entre todas luego de haber visto la caída de otra mujer en la vida real, no en la ficción, en estos dos últimos meses.

Estábamos en una fiesta y apenas vi cómo se construyó la escena intervine. Concretamente esta mujer se cayó bailando, sentada. Se deslizaba hacia atrás. Visualicé rápidamente que podía terminar su cuerpo impactando contra la pata de una mesa de metal y en dos segundos con la misma velocidad de la caída, agarré su brazo. Con ese impulso del cuerpo en movimiento la levanté. No se lastimó, por suerte, a diferencia de nosotras (la protagonista de la serie y yo, ja, ja).

Pero para no lastimarte tiene que haber alguien cerca que te tienda la mano justo, rápido, en ese instante. Y tampoco siempre pasa. No todxs reaccionamos rápido y al mismo tiempo, aunque queramos ayudar, quizás estamos lejos y no llegamos.Pero si sucede , entonces, la caída termina mal. Por lo menos en dolor, llanto, porque lastimarse el cuerpo es horrible. Genera angustia, además de sentir que una queda expuesta porque muchas veces nos caemos cuando hay gente, en espacios como una fiesta o en reuniones sociales en las que nos “permitimos” dejar todo, “soltar” los problemas. Pero algo falla, pasa, y sin querer en momentos en espacios destinados al disfrute, a no pensar, a dejarse llevar, nos generamos más dolor o lastimamos.

No somos conscientes para nada de este hecho. Nadie se cae a propósito, ni lo hace por voluntad. Pero cuando sucede se abre una oportunidad para pensar qué pasó y por qué sucedió. ¿Qué implica caerse de la escena? En la serie como en mi propia historia permite ordenar, parar la vida caótica.

El golpe no te deja seguir inevitablemente. Es necesario recuperarse, estar acostada, tomar remedios, hacerse estudios. Se convierte también en una alarma para otrxs de que no estamos bien. Muchas personas empiezan a preocuparse por vos.

A la protagonista de la serie la van a ver al hospital las amigas y la madre. Corren y entran corriendo apenas se enteran. Aparece el ex novio que está toda la serie orbitando. No sabiendo qué le pasó, por qué la dejó, tratando de entender y entenderse. Pero cuando ella cae llama a su vecino/amigo/al varón que está comprometido afectivamente realmente. No a su ex, tampoco a su mamá o amigas. Llama al varón que tiene claro que quiere estar con ella. Que no le cuestiona la intensidad, la forma de ser sino que la acepta con toda la locura, la belleza, el delirio, la bronca, el dolor. La abraza en diferentes escenas y escenarios cuando está desarmada.

El varón que la hace reír a carcajadas. El que se queda a ver una película cuando ella está triste en un VHS acurrucadxs en un sillón. Con el único que no finge porque, aparentemente, no está enamorada de él, aunque nosotras como espectadoras nos vamos dando cuenta que sí.

La protagonista está obsesionada con el que es su ideal, el hombre imposible que por dos segundo se vuelve posible. Pero todas nos percibimos, empezando por su hermana en la ficción, y nosotras como espectadoras, que este personaje no es sincero, auténtico, que cada uno de los actos que realizan expresan que no la quiere, que es un mentiroso y que se convertirá en otro varón más que la dañará.

Pero la protagonista no ve, aunque todas las señales son clarísimas, porque está OBSESIONADA NO ENAMORADA. Y la obsesión nubla la vista o directamente ciega. Pero justamente después de la caída puede empezar a ver, a entender, a reflexionar, a dejar de lado la obsesión, la fijación. También porque la noche anterior esa ilusión se había destruido de la peor manera. Otra mujer herida con sus palabras la lastima hasta provocarle vómitos. Ahí se expresa una forma de crueldad muy espantosa.

Ese personaje dañado no para cuando está viendo que está descomponiendo a otra mujer. Sigue su discurso hasta quebrarla, hasta que el cuerpo mismo reacciona. Porque cuando nos atacan con esa virulencia intentás defenderte (aunque eso implique gritar y desconocerte a vos misma en lo que decís) o te quedás callada, escuchas todo ese discurso hiriente y terminás descompuesta porque te tragaste todas las palabras o las vomitás.

Hasta acá el cuerpo aguanta, luego te caés, nos caemos. por suerte, hay un límiteEstaría genial no llegar a caer, claro, pero a veces no podemos, no lo manejamos como no manejamos, no tenemos el control de todo lo que sucede en la vida sino todo sería más fácil y casi nada lo es. No podemos parar antes de que suceda. Ya demasiado desbordadas estamos para encima tener conciencia plena de que no estaría bueno caerse, lastimarse, hablar demás, pensar, controlar emociones.

Si estamos desbordadas implica eso: des-borde. Correrse del eje, de lo que está dentro del borde, estar justamente sufriendo porque estás con todos los sentimientos y emocines a flor de piel. No podés volver al borde, a centrarte, a calmarte, a pensar “claramente”. Nos hacemos responsable (no alegamos locura para nada) pero no nos sale, por más que queramos hacer mejor las cosas. No podemos ser más exigidas. No podemos actuar coherente cuando estamos insisto fuera del borde, en los márgenes, casi en la locura.

Lamento que esto no se comprenda. Así pasa cuando una sufre de algún desorden en un momento de la vida. Porque son momentos, nada es para siempre. Pero ¿qué pasa en la serie después? volvamos…Después de la caída la protagonista se calma, puede hablar con su madre, su hermana, entender de dónde viene la obsesión por casarse, tener hijxs, una vida “perfecta”, un “novio perfecto”, ideal, NO REAL.

Por qué hace todas las cosas que hace para ser amada. Se revela que tiene que ver con la relación con el padre que estuvo ausente toda su vida y ella se quedó esperando que volviera. Se quedó en situación de ESPERA que es una de las posiciones más feas que podemos adoptar. Penélope espera a Ulises en “La odisea”. Teje y desteje y así espanta a sus pretendientes. Si esperamos no actuamos sino que adoptamos posiciones pasivas. Es el otro el que tiene que volver. La acción está en el otro, en este caso el padre y luego en cualquier varón.

Entonces el padre/los varones deciden cuándo quieren volver, llamar, escribir, amar, desechar, contestar, atender, deshacerse de una, etc. Porque quedamos reducidas al deseo, a los vaivenes de esos otros. Cuando nos corremos de esa posición, que claramente nos tiene atadas, inmóviles, cuando volvemos a tomar una posición ACTIVA, nos convertimos en sujetxs DESEANTES, no solamente deseadas.

No estamos esperando que nos elijan, sino que empezamos a elegir nosotras: situaciones, escenas, personas con las que queremos seguir la vida y otras de las que preferimos alejarnos. Podemos perdonar, ENAMORARNOS o dar lugar a que aparezca el amor real, real, no el ideal, el que es imposible (por diferentes motivos). Nos sentimos más sanas, saludables.

Como expresaba una psicoanalista salud- hable. Es decir, cuando hablamos y escuchamos porque la protagonista en la serie muchas veces habla sin parar, está verborrágica pero no puede escuchar lo que otrxs le dicen. No entabla diálogos sino monólogos. No puede “soltar el dolor” ni entender en varias ocasiones lo que sucede a su alrededor porque está ensimismada en ese trauma, en lo que no puede suceder, en lo que fracasa, en lo que pierde.

Cuando se corre de ahí, cuando habla, pero sobre todo cuando ESCUCHA a su mamá, a su hermana, cuando SE escucha, aparece su VERDADERO deseo que es recibir el abrazo de Matías, su vecino, su compañero. Vicky se convierte en un personaje responsable de su destino, de lo que quiere, lo que no quiere y corre a buscarlo.Pero no es tan fácil ni tan lineal el proceso. Todo el tiempo estamos luchando.

Por eso la escena final nos deja con el corazón en la boca. ¿Qué hará? ¿Elegirá lo que estuvo esperando muchos años y no obtuvo, lo da comienzo a la serie? o ¿elegirá lo que se reveló como amor? ¿Elegirá el ideal o lo que puede ser real? ¿Elegirá el amor o la obsesión? Eso no lo sabremos hasta la siguiente temporada. Por ahora quedó todo expuesto, claro, revelado.

La apuesta será de ella. Ojalá nosotras elijamos el amor (con todo lo que ello implique porque nadie nos prometió “un jardín de rosas» com canta Fito). Ojalá elijamos ser mujeres hetero cis, lesbians, mujeres trans, deseantes, que estemos en pleno movimiento. Porque estar en movimiento es lo que nos permite estar ¡vivas!.

Nos habilita a seguir buscando, haciendo, inventando. “ando” todo lo que implique acción. no quedar fijadas, obsesionadas, estáticas. Gracias inmensas a la serie que nos llama la atención y nos advierte que es importante cuidarnos, escuchar nuestras voces, estar atentas a no perder la voz como le sucede a “La sirenita”, y si la perdemos, porque nos puede pasar y nos pasa muy seguido porque somos humanas, nos equivocamos todo el tiempo, volver a recuperarla.

Gracias a la serie porque nos hace amigarnos con nosotras mismas, reírnos a carcajadas de la locura, del delirio en el que a veces nos embarcamos. Al mismo tiempo que no sensibiliza con lo que les sucede a nuestras amigas que están casadas y la soledad que también perciben aunque estén con alguien. Porque esos matrimonios son reales, no perfectos. Tienen sus fallas, sus defectos.

Inmensas gracias a la serie por ayudarnos a entender que podemos cambiar de idea y que estamos siempre a tiempo aunque estemos a punto de casarnos. Hasta ese momento en que parece que no se pude, si podemos decir NO.

NO es lo que quiero. Infimitas gracias a la serie por representar que todas estamos rotas, que “nos duele el corazón” pero quizá a lo mejor tal vez algún día alguien nos elija así como somos o estamos. Ese es el gran deseo, lo que no sucede en general, porque pocos varones aman o soportan la locura un tiempo hasta que pase.

Hay que decirlo en honor a la verdad y a las comedias románticas que adoro pero están en el plano de la ficción. Gracias por expresar que nada es tan permanente o puede no serlo. Eso también queda claro y sino me parece que ya lo sabemos.

No somos siempre las mismas. Vamos cambiando y eso es maravilloso. A veces somos “mujeres quilombos” otras veces no. O en todo caso cada una es como es, está como está y todas en diferentes situaciones merecemos amar y ser amadas. Elegir y que nos elijan. De manera más recíproca, más dialógica, más de igual a igual, más amorosamente. También mientras estamos enquilombadas merecemos ser acompañadas, no dejadas, solas, no abandonadas. Entendemos que no es fácil.

Nadie se pone en lugar de víctima pero estaría genial que no se corrieran porque el desborde asusta, cansa, agota. Porque ninguna la pasa bien desbordada pero estaría bueno que por unos meses, semanas, días, en la cual la vida se volvió intensa y desbordaste no quedáramos solas. Pero bueno, eso sucede y mientras estamos “desbordadas” repelemos. Muchas amigxs, parejas, personas que nos gustan, nuestras familias, se alejan y así también es difícil volver a centrarse. Volver al borde.

En fin….por supuesto todxs hacen lo que pueden y no estamosn diciendo todo esto para victimizarnos o pedir mucho a lxs otrxs. Simplemente como sucede en la serie (pero pocas veces en la vida real) sería hermoso no quedar solas mientras atravesamos ese momento. No soltar la mano a nadie porque eso dijimos cuando nos hicimos feministas ¿no? Pero bueno a veces no se quiere, otras no se puede,en todas se elige.

Inmensas gracias a este elenco maravilloso de actores y actrices que crearon una ficción reflexiva, divertida, entretenida, profunda y simple al mismo tiempo. Por hacer convivir tan bien la comedia con la tragedia o el drama. ¡Viva la ficción argentina!

Dejo de regalo esta canción de Gabo Ferro:

La cama

.Hacemos la cama con la tragedia y la deshacemos con la comedia.

.Ya no actuemos mal, actuemos peor.

.Apagá las luces, que baje el telón.

.Actué la cordura hasta donde pude,donde vos leés loco yo leo perfume.

.No esperes que repita la línea que pasás,vos estudiá la letra que yo improviso mal

.¿Y si olvidás el guión, ese que te enseñaron y tan bien aprendiste de aquellos que montaron la vida como tenía que ser?

.Entregate al poema que vas a florecerNo ves que no conmueve como nos conmovía,la escena no es la casa, es escenografía.

.Cartón, clavo y pintura, montado en diagonal,yo en tu lugar me iría sin saludo final,en coche, en colectivo, en treno algún amigo que te pase a buscar, vení…tomá un abrigo, no vaya a ser la cosa que tengas que volver con una escena nueva que tenga que aprender

.Bueno vamos cerrando, tenemos que acabar,no me hago ningún drama si vos querés cerrarMejor que sea temprano, no lo tomes a mal,no termines con llanto, ni grito, ni puñal.

.Sé de tus preferencias por los sitios comunespero esta vez tal vez un cierre que te anule tanta mala actuación,tanto tango fatal,un mutis por el foro y el aplauso final.

.Hacemos la cama con la tragedia y la deshacemos con la comediaYa no actuemos mal, actuemos peor

.Apagá las luces, que baje el telón.

Este texto fue escrito gracias a la lectura y mirada de la querida compañera antropológa Marina Scialla que ayudó a intercambiar ideas y pensamientos. Agradezco a amigas que estuvieron dispuestas a leer pero no llegamos por lo tiempos. Gracias a Eugenia González, Carla Scolari, Noelia Morinigo, Vanesa Bonilla

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