Por Walter C. Medina
ENTREVISTA A NATACHA SCHERBOVSKY
El cineasta chileno Patricio Guzmán se interesó por retratar la experiencia del gobierno socialista de Salvador Allende, desde el formato documental. Según la técnica del cine directo, filmó el conjunto del proceso social: su desarrollo, su dinámica, sus contradicciones.
De este modo logró plasmar una crónica de dimensiones monumentales, que es también un análisis sociocultural profundo de ese período.Luego del golpe militar, Guzmán fue detenido en el Estadio Nacional, donde sufrió varias amenazas de fusilamiento.
Tras ser liberado partió al exilio en Cuba, donde comenzó a editar el material filmado en Chile. Desde el año 1980 reside en España y Francia.En una extensa charla con Ximena Donamaría durante el bloque “El Ángulo”, del programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española” (AM830 Radio del Pueblo), la Licenciada en Antropología Visual y miembro de la Comisión Directiva la Asociación Argentina de Estudios de Cine y Audiovisual, Natacha Scherbovsky, explicó el proceso por el cual debieron pasar los rollos de película del autor chileno, antes de ver la luz.
Trabajaste en una investigación sobre el cineasta chileno Patricio Guzmán en lo que refiere a documentales de Cine y Memoria en los años 70s, ¿cómo fue el proceso de este trabajo?
Yo empecé a estudiar la batalla de Chile, que fue para la tesis de maestría, que presenté como proyecto estudiar sobre los procesos revolucionarios de Latinoamérica, y después me dijeron que eran muchos y entonces tenía que pensar en un proceso revolucionario en Latinoamérica y cómo se representaba audiovisualmente, entonces elegí Chile porque en algún punto es muy significativo el proceso de gobierno de Salvador Allende, y porque tengo una relación afectiva con Chile desde muy chica.
Entonces entro con la Batalla de Chile porque fui docente en Historia Social Latinoamericana, que era una materia en Antropología en la que trabajábamos todo el Siglo XX. Y cuando trabajamos los años 70s veíamos Chile, Argentina, etc.
Y trabajábamos con materiales audiovisuales. Cuando apareció “La Batalla de Chile” fue una cosa maravillosa porque es una trilogía documental que no hay en ningún otro lugar de Latinoamérica que pueda narrar ese último año de gobierno de Salvador Allende, porque se empieza al filmar desde marzo de 1973 hasta septiembre, que se produce el golpe de Estado, que nos pueda dar cuenta de cómo vivían los distintos sectores sociales.
Porque en la Batalla de Chile está la clase obrera, la clase burguesa, está el Parlamento, está Allende; o sea que había voces múltiples, porque lo que hace Guzmán es un fresco, una idea muralista; no filma solamente las marchas de izquierda, sino que intenta filmarlo todo. Tiene que ver con una forma de filmar; él es marxista y por lo tanto hay una realidad que está sucediendo que hay que explicarla de la manera más completa posible, y el motor de la historia es la lucha de clases. Entonces hay que poner la lucha de clases en imágenes y en movimiento.
¿Este trabajo audiovisual sale a la luz en la misma época en la que sucedían los hechos, o sale más adelante?
Lo que sucede es que el 11 de septiembre de 1973 se produce el golpe de Estado, destruyen ese proyecto político que tenía que ver con llegar al socialismo de manera pacífica. A Guzmán se lo llevan detenido; Jorge Muller, que es parte del equipo de producción, está todavía desaparecido hasta hoy, Guzmán está quince días detenido en el Estadio Nacional, luego sale por Suiza, va a París y logra sacar los rollos de película a través de un tío y la montan en ICAIC, que es el Instituto de Cine Cubano.
Ellos le dan en lugar en donde lo pudieron hacer. Y en algún punto era una película inabarcable, porque era una cantidad enorme de material. Habían filmado diariamente desde marzo hasta el 11 de septiembre.
Entonces sale “La Batalla de Chile” en 1975, en 1976 sale “El Golpe de Estado” y en 1979 sale “La Batalla de Chile III” que es “El Poder Popular”. Salen con esas diferencias de tiempo.
