Por Walter C. Medina
ENTREVISTA A NATACHA SCHERBOVSKY
Natacha Scherbovsky dialogó con Noelia Morínigo durante el bloque “El Ángulo” del programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española”, que presenta Francisco López en Radio del Pueblo, AM830.Licenciada en Antropología, Doctorada en Ciencias Sociales y miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Estudios de Cine y Audiovisual, Scherbovsky es además especialista en Estudios sobre Cine Latinoamericano y Chileno.
Precisamente la escasa producción de ficción chilena acerca de los años de Allende en el poder -y la posterior y sangrienta dictadura de Pinochet- fue uno de los temas a los que se refirió durante la entrevista, no sin antes mencionar y dar a conocer su opinión respecto del gravísimo ataque perpetrado en Chile por un grupo de fascistas durante los actos de conmemoración del golpe del 11 de septiembre de 1973. “Es un día muy difícil. Estuve hace un rato hablando con amigos de Chile y todos están muy afectados, porque es un día difícil en tanto la derecha ha salido muy fuertemente a disputar el día de hoy».
Todos los domingos antes del 11 de septiembre se hace lo que se llama La Romería, en donde los familiares de detenidos desaparecidos y organizaciones de derechos humanos van al cementerio general. Y este domingo sucedió que cuando salieron a hacer ese ritual, que es una caminata que pasa por La Moneda hasta llegar al cementerio, tuvieron un enfrentamiento con carabineros y eso ya empieza a ser algo complicado porque la gente quiere llegar a La Moneda, que es donde muere Allende, y eso es un derecho para ellos, pero no les dieron la oportunidad, y eso depende del gobierno; se trata de un funcionario que decidió que La Moneda estuviera vallada, lo cual genera mucha bronca y enfrentamientos.
El movimiento siguió hasta el cementerio y estando dentro sucedió que una persona de un grupo de derecha entró y acuchilló a un militante de izquierda que murió. Eso generó que los carabineros entraran con los camiones hidrantes y eso generó algo espantoso, con imágenes brutales.
Ver un camión hidrante en el cementerio es una cosa horrible, sumado a la cantidad de gente que salió herida más este pibe asesinado. Todo esto es muy brutal y está todo el mundo muy angustiado con esta situación.
El año anterior pusieron esvásticas sobre la lápida de Salvador Allende y sobre la de Víctor Jara. Todas las romerías que tienen que ver con el 11 de septiembre son una disputa muy fuerte; no hay nada que permita que esa gente pueda duelar en paz. No se pudo vivir en paz durante el gobierno de Allende, y ni siquiera hoy se puede duelar en paz.
Es muy duro”, sostuvo Scherbovsky antes de iniciarse la entrevista.Aquí en Argentina se están poniendo en duda los hechos ocurridos durante la dictadura Cívico-Militar.
¿Sucede lo mismo en Chile? Si, por supuesto. Nosotros tenemos el Juicio a las Juntas y una condena y se considera que lo que hubo fueron delitos de lesa humanidad. De ahí se plantea el Nunca Más. En Chile, al o haber habido juicio a la dictadura, una dictadura que fue transicionada y que llevó a una democracia pactada, etc, etc, quedó para siempre esto de juicio como concepto de golpe de Estado, que para la mitad de la sociedad es un golpe de Estado, pero para un cuarenta por ciento es lo que llaman “liberación de Chile”.
El 11 de septiembre, para este grupo de gente que es muy brutal, porque en el cine, en el trabajo sobre un documental que se llama “Pinochet”, ellos pasan al 11 de septiembre como el día en que fue la liberación de Chile. Efectivamente hay para esa porción de la población este grado de negacionismo y este grado de disputa sobre lo que significa.
El año pasado me tocó estar en agosto para un congreso de cine chileno y latinoamericano, y cuando estaba yendo me encontré con unos manifestantes que tenían las banderas que decían “por la liberación de Chile”; a cincuenta años.
¿Cómo es esa misma discusión en las telecomunicaciones? En general en el periodismo no es así, nunca se dice “liberación de Chile”. Es un grupo social que por supuesto es un 30 o un 40 por ciento. El negacionismo está creciendo, como también está creciendo en Argentina. Siempre estuvo el pinochetismo. Hay un documental que yo recomiendo que se llama “I Love Pinochet” en donde muestra que existe un grupo pinochetista muy fuerte, que son los que, por ejemplo, cuando Pinochet está preso en Londres, hay todo un grupo de pinochetistas que salen con remeras que dicen I Love Pinochet; cosa que acá en Argentina nunca nadie saldría con la remera I Love Videla.
Ese grupo, mayormente integrado por mueres, ex militares, empresarios, muy de clase alta, muy de derecha. Creíamos que era un grupo muy reducido, pero lo que pasa es que tienen mucho poder. Es ese grupo que niega que Pinochet haya sido un dictador y un genocida.
Y consideran, en todo caso, que es un gobernante que cometió excesos. Reconocen el milagro económico, lo que ellos consideran que fue un milagro económico, lo cual es mentira, pero ellos están convencidos de que fue así; que Pinochet salvó a Chile del caos marxista que era el gobierno de la Unidad Popular, y que lo que hubo fueron algunos excesos; esa es la palabra que usan, y que acá también existe ese mismo argumento.
Me comentaste que la vida chilena es socialista, pero que nadie lo sabe, que no hay forma de hacer un documental ni de hablar sobre el tema porque no hay documentos que verifiquen la vida socialista chilena. ¿Cómo es vivir con esa censura cotidiana y querer hablar de eso pero no tener documentos para mostrar? Vamos a matizar un poco porque hay documentales; habría más, eso es un poco en lo que estoy trabajando en la tesis. Hay mucho documental, hay muy poca ficción. La ficción es algo caro, tanto en Argentina como en Chile o como en cualquier lugar, por lo tanto la gente que tiene dinero en Chile es gente de clase alta; estamos hablando de una estructura social en donde la clase media es muy pequeña.
Hay una polarización de clases, entonces la clase alta es la que tiene los recursos para poder contar cualquier historia, y por supuesto a casi nadie le interesa poner en imágenes al gobierno de Salvador Allende. Ahí hay un vacío para poder reconstruir o representar la vida cotidiana de lo que fue la vida chilena en el socialismo.
Por el contrario, en algún punto, el documental sí ha intentado de distintas maneras, porque claramente es algo más democrático, no se necesita tanto dinero, porque además desde el 90 para esta parte si nos juntamos dos o tres podemos salir a la calle a hacer un documental. Yo encontré cien documentales. De los cien documentales que trabajaban sobre biografías sobre Allende, Víctor Jara, sobre Miguel Enrique, sobre el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario), sobre el PC, etc.
Hay formas de recuperar imágenes porque es más barato de por sí salir a hacer un documental y porque en algún punto sí hay imágenes de lo que eran los 70s, porque no todo se perdió. Hay material que se ha recuperado del exilio; desde el Instituto de Cine Cubano han enviado cintas que se habían perdido en el 73, también desde Francia. Hay imágenes sobre la dictadura, pero ha costado mucho.
Por ejemplo “Machuca”, que fue la primera ficción en el 2004 que intentó poder poner en imágenes algo que tuviera que ver con el gobierno socialista, tomado desde la visión de los niños. Cuando yo hablaba con el director, que es Andrés Wood él me decía que lo único que tenía era “La Batalla de Chile”. Después de 2004 fueron apareciendo imágenes.
Lo que pasó es que durante veinte o treinta años no había; entonces había que reconstruir, que inventar, que repensar. Hay que pensar también que ha sido una dictadura de diecisiete años, que fue una transición complicada y que en los 90s había muy poco, pero ahora hay mucho más en documental.
Lo que cuesta es poder poner en ficción ese gobierno, qué es lo que significó; volver a pensar en la alegría. Había con Allende un pueblo alegre que estaba feliz de que hubiera ganado un gobierno que era de izquierda, marxista, con un programa marxista. La gente festejaba, el pueblo estaba feliz, los trabajadores estaban felices, los campesinos, los estudiantes, los artistas. Hay un mundo que se les abre que es maravilloso, porque es un gobierno para el pueblo; entra a La Moneda el pueblo a gobernar. Hay un libro que se llama “Fiesta” que habla de esa etapa. Es fiesta y drama, porque después empieza el drama; hay complicaciones porque mientras hay fiesta está la CIA y la misma burguesía tratando todo el tiempo de romper esa fiesta.