Reflexiones con: Enrique Sáenz, Secretaría Chile CONAICOP
Las elecciones presidenciales donde el progresismo sólo alcanzó aproximadamente el 40%, siendo que en las parlamentarias todas las listas progres sumadas alcanzaron el 45%, y donde la derecha fascista alcanzó aproximadamente el 60% ha dejado una estela de heridos de puño y rosa.
El progresismo aún se encuentra mareado después de la golpiza. Aun no comprende lo sucedido y la verdad las primeras declaraciones reflejan una ausencia patética y brutal de autocrítica y su centro discursivo se centra en un llamado histérico a la unidad y a dar a entender que la conciencia popular fue cooptada por la derecha, vale decir, es culpa del pueblo y de las campañas en redes sociales pero la traición a las esperanzas depositadas en el gobierno nacido del estallido social del 2019 y de su cogobierno con la derecha ¡nada!
Tampoco el progresismo no hace referencia alguna que, sumados los votos blancos, nulos y la abstención suman en total 27,1% equivalente a 4.275.530 personas / votos. Sin duda esta cantidad de nada despreciable se puede interpretar como una expresión de protesta radical dentro de la obligatoriedad de votar. Bien puede ser el rechazo claro a la clase política en su conjunto y al cúmulo de demandas insatisfechas hace décadas y que ahora ha llegado a una situación de extrema angustia.
Una campaña de “izquierda” con un discurso de derechas.
Por más que Jara, candidata progresista y del Partido Comunista, trató de poner como uno de sus logros como ministra del trabajo la reforma previsional, lo cierto es que todos sabíamos que dicha reforma, su esencia, fue el fortalecimiento de las AFPs y que está no avanzó en su eliminación. Pero eso no es todo. Jara señaló que mantendría la militarización en el Wallmapu, aseguró la existencia de terrorismo en las comunidades mapuche. También señaló que fortalecería las policías y la represión como también que estaría dispuesta a sacar a las fuerzas armadas a las calles y declarar estados de excepción todo con combatir la delincuencia. En su momento felicitó el premio nobel de la fascista Corina Machado, señaló hasta el cansancio que en Venezuela, Nicaragua y Cuba se violaban los derechos humanos y que en Venezuela había una dictadura. Tampoco se censuró al decir que ella haría todo lo posible por imponer una transición en Venezuela (injerecnismo) y Maduro se debería ir. No dudo tampoco en reunirse con el embajador yanki en Chile a semanas de la elección presidencial de segunda vuelta. Cuestión aparte y propio del psicoanálisis son sus declaraciones en cuanto a definirse como comunista socialdemócrata de centro izquierda progresista. Por más que busco en las obras escogidas de Lenin y de otros clásicos alguna definición parecida o en texto sobre teoría y filosofía política no encuentro algo parecido. Freud haría un buen trabajo explicando aquello. ¿Será una comunista new age o comunista woke?
Pero si eso ocurrió en la campaña, lo mismo ocurrió en los cuatro años de gobierno del imbécil que el progresismo impuso como presidente. Boric al igual que Piñera quiso convertirse en referente internacional Boric hizo un intento sin embargo es poco lo que puede mostrar como “estadista” toda vez fue el principal jefe de campaña de la derecha fascista y el artífice de conseguir que esa derecha no sólo llegara al gobierno, sino que obtuviera casi 60% de la votación, ganara en todo el país y en todas las comunas ganando el progresismo sólo en 32 comunas de las 346 que existen en Chile. Es el fracaso nuevamente de la Tercera Vía a la chilena. Es el fracaso de la derecha roja, de la izquierda derechizada, de la izquierda desmarxistizada y socialdemocratizada.
Si a todo esto se suman los numerosos casos de corrupción de las fundaciones del progresismo, la carente experticia en la administración del estado y las volteretas constantes de Boric como numerosas pedidas de disculpas señalando que “ESTAMOS APRENDIENDO” entonces el resultado en las recientes elecciones se sabía desde los primeros meses en que Boric asumió como presidente.
El poder de la derecha fascista no es nuevo.
No es primera vez que la derecha fascista acorrala al progresismo, aunque no en esta proporción ni paliza. Pero si hacemos memoria, la elección presidencial, 1999, donde Ricardo Lagos se presenta, éste arriesgó de ser electo por un escuálido 1% ante el candidato de la UDI, (partido de extrema derecha, hijo de Pinochet, en ese momento ahora considerado como partido democrático y de centro-derecha por el progresismo) y para qué hablar de los dos gobiernos de Piñera. Entonces, no es una novedad que la derecha nuevamente asuma el gobierno. Pero el problema de fondo es por qué la derecha fascista es capaz de acorralar al progresismo y alternarse en el poder y evitar que Bachelet o Boric puedan traspasar la banda presidencial a otro progresista. La respuesta es evidente. El progresismo renunció a la realización de cambios estructurales, profundos de la sociedad. Tempranamente se encontró cómodo con el sistema impuesto por Pinochet y con su democracia de seguridad nacional y ante este escenario, sumado a las demandas insatisfechas, entre la copia y el original muchas veces las masas prefieren el original.
El llamado histérico del progresismo a la unidad.
Los gobiernos progresistas, al igual que los fascistas, han sido particularmente eficientes en la represión de los movimientos social y de los colectivos que buscan cambios radicales en la sociedad. Si iniciada la transición hubo 500 presos políticos hoy en Chile hay alrededor de 140. El progresismo se ha dedicado en convertirse en el carcelero del pueblo, en su represor por excelencia, en el creativo del Comando Jungla, en el fortalecimiento de los nexos con el FBI y la CIA para combatir al pueblo mapuche. No ha dudado en promulgar una nueva ley antiterrorista peor que la de Pinochet y de aplicar el derecho penal del enemigo, pero ahora que se ven acorralado, perdidos ante la ofensiva fascista, y temerosos que salgan nuevos casos de corrupción ante nuevas investigaciones que pudiera realizar Kast a las fundaciones progres, llaman a la ¡UNIDAD-UNIDAD! amplia incluso con quienes ha reprimido hasta al cansancio, es decir, el carcelero quiere que el preso y el torturado cierre filas detrás de él.
Dice el progresismo que ante el gobierno de Kast el pueblo debe defender los derechos conquistados, pero ¿cuáles derechos conquistados? Si el progresismo ha defendido a brazo partido el Código del Trabajo heredado de Pinochet y con ello el Subcontrato. Si fue Jara la que fortaleció las AFPs. Si ha sido el progresismo el que ha privatizado la salud, la educación, la cultura, todo y el que ha beneficiado al empresariado con sus políticas como a las transnacionales. De qué derechos nos hablan si cada mueren en las listas de espera 40.000 pacientes. De qué derechos nos hablan su los adolescentes y juventud chilena está en el primer lugar en América Latina en el consumo de drogas y en suicidios. Resulta indignante que nos llamen a defender derechos que no se han conquistado y donde la clase trabajadora vive una constante precarización de su vida.
El llamado a la unidad del progresismo es hipócrita, cínica propia del patrón que le pide al peón ayuda y que se presenta como amigo cuando ve que otro con mayor poder amenaza su poder alicaído. Oportunismo puro.
La lucha de clases es nuestra guía.
Ante este desastre progresista, o de la nueva derecha, sólo cabe señalar que para los explotados organizados la lucha de clase debe ser nuestra única guía y desde ella ser capaces de identificar quienes son los enemigos de nuestra clase y de nuestros pueblos. Desde esta perspectiva no caben los conceptos izquierda-derecha sino explotadores-explotados, burgueses-proletarios, clase dominante-clase dominada.
Tenemos que ser capaces de situarnos en la vereda correcta con los propios con nuestra clase y enfrentar a todo aquel que defienda los intereses de la burguesía, de la oligarquía del imperialismo, que intente humanizar el capitalismo y entregar solamente migajas a quienes generamos las riquezas mediante el trabajo y la explotación de éste.
Está claro que la clase dominante cuenta con una culebra bicéfala que nos exprime: una en versión fascista y otra en versión progresista. Las dos cabezas representan al mismo cuerpo, y ejecutan los mismos movimientos. Los explotados no podemos correr a los llamados de unidad de ninguna de estas cabezas sino que debemos hacer los esfuerzos por cortar ambas y cercenar su cuerpo en mil pedazos con tal que no recobre vida ni menos resucite.
Algunos datos.
Total votantes habilitados: 15.779.102Votos válidos: 13.362.344.
Votos blancos: 164.627; Votos nulos: 779.988 Abstención: 2.416.758 .
Sumando blancos, nulos os abstención» 3.361.373.
El triunfo de Kast es porque:
1. El progresismo en su condición de tal, abandono a la clase trabajadora y al pueblo.
2. Echo a la basura la contradicción capital y trabajo, explotados y exploradores reemplazandola por un discurso identitario.
3. Cómo progresismo se asume antineoliberal aunque no anticapitalista ni menos antiimperialista.
4. Opta no por «terminar» con el neoliberalismo sino por humanizarlo y perfeccionarlo.
5. Asume como propio el discurso represivo y contrainsurgente del fascismo.
6. Defiende la democracia de seguridad nacional como la lógica del enemigo interno y el derecho penal del enemigo.
7. El voto de Kast es un voto esencialmente de castigo al gobierno de Boric. Es un voto anti Boric y como tal el casi 60% obtenido por Kast bajara rápidamente al 23% obtenido por Kast en la primera vuelta. No es que el pueblo de haya derechizado sino que voto desde el hastío.
8. El progresismo se desfondo y está en su bancarrota.
9. Sea quien sea que gobierne los derechos se defienden.
10. El único camino posible para el proletariado es abandonar la lógica izquierda-derecha, fascismo-progresismo y recuperar el eje capital-trabajo, explotadores-explotados, imperialismo v/s los pueblos oprimidos del mundo y desde ahí construir una alternativa popular revolucionaria una oposición anticapitalista.
Está lógica en su esencia no cuadra con el progresismo ya que este es expresión de la ideología burguesa-dominante. Para pensar
