Aprobada en el Senado, la norma despliega un abanico de medidas que van desde la educación hasta ayudas económicas, derechos laborales o centros de crisis 24 horas para las víctimas de violencia sexual. La iniciativa fue impulsada por el PSOE a pesar del rechazo de Unidas Podemos y de varios de sus socios de investidura.
Para Adriana Fonseca, el PSOE y el Partido Popular unen sus votos para enmendar la ley del Solo Sí es Sí. “En este típico y esperado escenario, los diputados y diputadas socialistas consiguen que salga adelante su enmienda a la ley de Libertad Sexual, mientras Podemos, Bildu y ERC insisten en que el consentimiento dejará de estar en el centro”.
Es así como el PSOE y el PP juntaron sus votos para cambiar la reforma que impulsa, por su propio gobierno, con 223 votos a favor, 59 en contra y cuatro abstenciones. Sus síes han servido para aprobar una enmienda impulsada por los socialistas que supone condicionar el tipo de pena, así haya existido violencia o intimidación durante la agresión sexual. Irene Montero indicó que esto es un retroceso en los derechos de las mujeres; asistió a la sesión rodeada de tres ministras: Pilar Llop (PSOE), titular de Justicia, que impulsó la reforma, su compañera de partido, Ione Belarra y Yolanda Díaz, que sorprendía con su presencia por apoyar a su grupo parlamentario, y que recién aterrizaba desde Nueva York tras haber participado en la Asamblea de las Naciones Unidas.
“Con sus socios de gobierno en contra, la posición de Montero ha sido respaldada por otros grupos parlamentarios. Lo importante de esto es que con esta reforma el consentimiento deja de estar en el centro. Y es el corazón de la ley de Sólo Si es Si”, sostiene Fonseca.
Se hicieron las reformas de los artículos 178 y 179 que son los que fijan las horquillas de penas para agresiones. Con la reforma impulsada por el PSOE las penas se incrementan si la agresión se hubiera cometido empleando violencia o intimidación o sobre una víctima que tenga anulada por cualquier casusa su voluntad. Frente a esto, Bildu y Unidas Podemos propusieron alternativas que parten de que para respetar el espíritu de la ley debe mantenerse un tipo básico, donde el delito no quede definido por nada que no sea el consentimiento. Por eso sus propuestas reubican las circunstancias de la violencia e intimidación en los agravantes.
Montero declaró que el redactor de esta ley, Javier Álvarez, ha dicho que el consentimiento es un teatro. Y justamente el consentimiento no es un teatro, porque si se quita del centro el consentimiento, es una nueva revictimización de las mujeres. Como dijo Irene Montero, “ustedes se han mantenido en un sistema que basa la credibilidad de la víctima en las heridas que tiene. Las que no pueden probar la violencia serán víctimas de segundo”. Y esto es muy importante. Somos el primer país de Europa que después de haber cumplido con el convenio de Estambul, da un paso atrás. Recordemos que este convenio es el instrumento jurídico internacional de ámbito continental más importante y específico para prevenir y luchar contra todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres, y que está en vigor desde el 1 de agosto de 2014.
Por otro lado Fernández ha reconocido una sensación agridulce. Fernández acusó al PP de intentar sacar rédito político de la violencia sexual, realizando campañas morbosas en redes sociales; han querido generar miedo, conflictividad social. Fernández aclaró que con la gente del PP sólo compartieron enmiendas técnicas. Por otro lado, la portavoz popular, Cuca Gamarra se mostró muy incisiva con el Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, acusando la ausencia de éste durante la sesión plenaria del Congreso. Dijo que la sociedad española tampoco puede entender que hoy el gran ausente sea el máximo responsable de todo lo que está pasando. Las víctimas de estas agresiones han escuchado un falso perdón de la boca del Presidente de Gobierno, motivado única y exclusivamente por el efecto electoral de esta sangría, haciendo alusión a las excarcelaciones y revisiones de condenas de agresores sexuales que se han producido tras la aprobación de la nueva norma.
Por otro lado también hubo críticas al PSOE. Como lo dijo Isabel Pozueta, de Bildu, que no sabemos qué es lo que los ha llevado a alinearse con la derecha, que “una reforma feminista será mejor con el PP que con las fuerzas feministas”. Por otro lado, el portavoz del BNG (Bloque Nacional Galego), Néstor Rego, ha acusado a los socialistas de cambiar la ley por un cálculo electoral. Esquerra Republicana de Catalunya también se ha pronunciado al respecto, afeando la deslealtad del bando socialista con una ministra de su propio gobierno, “No es una prueba de lealtad de un buen gobierno”. “¿Ustedes son conscientes de los que están haciendo? Tres años machacando al PP por anti feminista y ahora les compran la reforma. Las revisiones de pena no van a parar con esta reforma que se aprobó”, advirtió Pilar Vallujera. Desde la CUP, Mireia Vehí acotó que la cárcel y las penas no acabarán con la violencia machista y recordó que los feminicidios se mantienen estables y en los mismos números desde hace diez años.
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Finalmente Irene Montero concluyó diciendo que “si bien hoy nos quedamos en minoría, seguiremos trabajando, que es lo que sabemos hacer las feministas… seguir adelante”.
Por Walter C. Medina, Revista TU VOZ Argentina.