El encarcelamiento de un amigo en Austrialia hace cuatro años movió a Javier Casado, junto a un grupo de personas de Valladolid a buscar fórmulas de ayudarlo y al encontrarse sin cauces decidieron crear la Fundación +34 (el prefijo para llamar a España desde el exterior) para tratar de ayudar a los presos españoles en cárceles extranjeras. Desde entonces ha conseguido movilizar una red de 700 voluntarios españoles por todo el mundo para este fin. Ahora, trabaja en la implicación de las instituciones y tras el apoyo unánime de las Cortes de Castilla y León ha firmado con la Junta el primer convenio de colaboración para atender a los castellanos y leoneses reos que precisan de ayuda humanitaria.
¿Ahora que hay asociaciones y colectivos para atender casi todas las demandas ciudadanas, no le extrañó que nadie en España cubriese este vacío?
No había nada. Igual que quisimos atender a nuestro amigo nos encontramos con más casos. El de otra chica de Valladolid, detenida en la República Dominicana y su situación era muchísimo peor que la de nuestro amigo.
¿Qué obstáculos se han encontrado en la puesta en marcha de la fundación?
Todos. Como no hay nada y quieres entrar en una ayuda que hasta ese momento ha dependido del consulado de turno, las dificultades son tremendas. Con el agravante de que España no tiene una ley consultar, lo cual impide tener un protocolo de actuación. Hay unas acciones fijadas, por ejemplo la visita del cónsul en el momento de la detención para informar de los derechos legales, pero no tiene carácter humanitario. En un penal donde no tienes ni alimentos, ni medicinas, ni nada, está muy bien que venga el cónsul y diga que me pueden condenar a seis años y a lo mejor dentro de tres me traen a España, pero a ver cómo aguanto esos tres en esas condiciones. En los últimos cuatro años hay 70 españoles fallecidos en el cárceles extranjeras, la gran mayoría por falta de ayuda.
¿Durante su andadura, qué es lo que se ha encontrado?
Lo que más nos ha sorprendido ha sido que la gran mayoría de los presos, más del 80 por ciento, son gente sin causas penales anterior de ningún tipo. Son gente de clase media venida a menos, que encadenan una secuencia de errores que les lleva al error más garrafal, caer en manos de gente que les ofrece el oro y el moro para pasar algo que les sale gratis y a los que no les importa lo que ocurra con esta gente. Muchas víctimas de la crisis se han convertido en un chollo para el narcotráfico porque nunca se han visto en esa situación de vulnerabilidad. Estas redes recurren a las órdenes de embargo, a los servicios sociales, casas de acogida, comedores sociales…
¿Cómo se orienta la ayuda y el apoyo a estos presos desde la fundación?
Para un español detenido en el extranjero, la condena es doble: la cumplen ellos en aquel infierno y su familia aquí, que no duerme hasta que llega ese avión a España que le trae de vuelta, aunque sea para seguir en la cárcel. Por eso nuestra lucha es por agilizar los trámites para que puedan venir a cumplir condena a nuestro país. De momento, la familia descansa. Están en un régimen carcelario, pero normal, no en un régimen de dormir en el suelo, en un patio de una prisión de Latinoamérica porque no tienes dinero para pagar a los ‘disciplina’ el derecho a suelo. Hay cárceles donde lo primero que te exigen es pagar para poder dormir. En muchos sitios del Altiplano eso significa estar a dos grados en invierno.
Luego está la ayuda que se les puede ofrecer allí. Lo bueno de esa emigración de españoles hacia el resto del mundo para buscar una oportunidad laboral es la red de solidaridad que se ha creado. A un español le falta tiempo cuando sabe que un compatriota necesita ayuda. Esa red de voluntariado es la que intentamos gestionar de urgencia y si al que llamamos no puede, enseguida recurre a otro conocido pero la ayuda siempre llega. Luego los voluntarios, en función de sus circunstancias, van a verlos una vez al mes o cada quince días para llevarles lo que necesiten. Desde un periódico, hasta medicinas o ropa.
¿Qué receptividad encuentra la fundación en las autoridades de otros países cuando trata de ayudar a un preso español?
No hay problema. Ellos saben sus carencias. Nunca reconocerán que vulneran los derechos pero saben la situación real. Nosotros estamos registrados en muchos países como ONG que salvaguarda los intereses de los españoles allí.
De cuánto se nutre su red de voluntarios?
Más de 700 por todo el mundo, de Castilla y León unos 40. Eso es lo bueno que tienen también tener tantos emigrantes.
¿Y cómo se coordina esa red?
Las redes sociales nos dan muchas facilidades. El voluntario se pone en contacto con nosotros, nos da sus datos, dónde vive, disponibilidad horaria, dirección, correo electrónico… Con toda esa información sabemos a quién recurrir en cada momento. Luego, en algunas ciudades, como en Buenos Aires, hay un voluntario que se encarga de coordinarlos allí y organizan visitas conjuntas, por ejemplo a ver el penal de Ezeiza, donde hay 40 españoles. Y también, entre ellos y sus círculos de allegados se encargan de conseguir lo que necesiten: ropa, prensa, medicinas…
¿Desde aquí, qué receptividad ha encontrado para lograr la repatriación de estos españoles que están en cárceles extranjeras?
Hay dos tipos de presos. Uno, todo aquel que se encuentra en la Unión Europea y otros de fuera. Dentro de la UE ya no hace falta que entre países se soliciten la extradición de un preso y pueden hacerlo directamente los juzgados. El problema lo encontramos en la gran mayoría de españoles que están en Latinoamérica. Allí, lo primero es que la sentencia sea firme y no recurrible. Tenemos la primera complicación: la prisión preventiva en muchos países es eterna. Ya se le juzgará, ‘ahorita’. ‘No metas prisa, cuando toque’. Cuando está todo se envía la documentación a España. Aquí se han agilizado todos los trámites en los ministerios de Interior y Justicia, para que luego el trámite vuelva al país de origen a que otra vez comience con el papelito. Así te encuentras países donde pueden pasar dos o tres años, o Perú, de donde no viene ninguno.
El hecho de que casi todos los presos que se encuentran en esas cárceles cumplan condena por tráfico de drogas ¿qué le hace pensar?
Que es un ‘delito ciego’, sabes que llevas una maleta con veneno pero no sabes quién lo va a tomar, no visualizas directamente el daño. Si no eres delincuente común, cometer un delito en el que puedas hacer daño a un tercero, es muy difícil. Las redes de narcotráfico lo venden todo muy fácil. Les dicen que está todo amañado, es dinero fácil…
¿Hay algún delito sobre el que no quieran mediar?
Nos salvaguardamos el hecho de dar atención a aquellas personas condenadas por colaboración con banda armada, terrorismo, delitos de sangre o sexuales…
Qué diría a aquellos que piensan, ‘no la hagas y no la temas’…
Nosotros decimos, ‘no la hagas’. Vale la pena vivir bajo un puente en España antes que estar preso allá. Es el infierno sobre la tierra, como dijo el papa en su visita a Palmasola. A día de hoy sigue habiendo campos de concentración y son algunas cárceles de esos países de Latinoamérica.
¿En qué medida pueden colaborar las instituciones autonómicas?
Como ha hecho la Junta de Castilla y León, Navarra, Baleares , Valencia etc… comprometerse a que cualquier castellano y leonés que esté en esa situación, que no le falte una medicina, asistencia, o ese trozo de pan hasta que pueda venir a España a cumplir condena.
¿Cómo puede un ciudadano colaborar con la Fundación +34?
De múltiples formas. Desde donativos económicos a mandar cartas. En aquellos países no hay correos electrónicos y se mandan cartas, de las de toda la vida.
¿Os llegan todos los casos?
Hay que tener en cuenta que hay 450 españoles de esos 1.500 registrados en el último informe del Defensor del Pueblo que están en situación de ‘no consta’; que voluntariamente no quieren transmitir a nadie, ni a su entorno más próximo, la situación en la que se encuentran. Dicen a su familia que han emigrado para trabajar cuando realmente están en un penal. No quieren hacer sufrir a su entorno porque piensa que es una deshonra.
¿Ser españoles supone un peor trato en algunas cárceles?
Hay que tener en cuenta que hay 450 españoles de esos 1.500 registrados en el último informe del Defensor del Pueblo que están en situación de ‘no consta’; que voluntariamente no quieren transmitir a nadie, ni a su entorno más próximo, la situación en la que se encuentran. Dicen a su familia que han emigrado para trabajar cuando realmente están en un penal. No quieren hacer sufrir a su entorno porque piensa que es una deshonra.
¿Ser españoles supone un peor trato en algunas cárceles?
Hay sitios en los que por desgracia, la historia mal entendida hace percibir al español como un colonizador y ser más vulnerables a la hora de ser explotados, entre los presos europeos, porque además hablan su lengua.
¿Cuántos han conseguido cumplir condena en España?
En los últimos años, cerca de 300.
NOTA: Desde el GT DE laboral y derechos Sociales del Círculo de Podemos Argentina Provincias se envío una carta a la Embajada de España, Director General de españoles en el Exterior y de Asuntos Consulares y Grupo Confederal de Podemis en el Congreso en lo que se reclama lo siguiente :
Estimades :
Ante los hechos en MATERIA DE ASIGNACIÓN de turnos para emitir nuevos pasaportes siendo la demora ya insultante; La falta de protocolo en materia de Violencia de Género más la falta de puntos violetas en los consulados y viceconsulados o el abandono al que están sometidos los detenidos españoles en cárceles Argentinas aún no habiendo tenido un juicio esperando la extradición o expulsión hacia España solicitamos nuevamente !respuesta inmediata a estos hechos! lo siguiente :
.- Acciones encaminadas a solucionar las expulsiones o extradiciones a España de detenidos Españoles de forma urgente ejecutando los acuerdos entre los Estados de Argentina y España en esta materia entre los Ministerios de Justicia y Asuntos Exteriores de ambos países.
GT Laboral y Derechos Sociales de Circulo Podemos Argentina prov. Redacción de Revista TU VOZ.
Fuentes : EL día de Valladolid entrevista comoleta.