Por Walter C. Medina
ENTREVISTA A GABRIELA RIBADANEIRA “Gabriela Ribadaneira, ex Presidenta de la Asamblea Nacional del Ecuador y actualmente al frente del Instituto Para la Democracia Eloy Alfaro (y exiliada en México como otros tantos ecuatorianos y ecuatorianas que forman parte del proyecto político La Revolución Ciudadana), dialogó con Ximena Donamaría y Carolina Valencia durante el bloque “La Entrevista” del programa radial Cenizas de Babilonia. Diáspora Española, que emite AM830 Radio del Pueblo.“Los exiliados hemos estado muy atentos a este proceso político ecuatoriano y seguimos como activistas políticos. Somos un instituto dedicado a la formación y capacitación política de izquierda en América Latina y el Caribe. Buscamos formas de seguir debatiendo, ahora más que nunca porque nos encontramos en una disputa política tan fuerte, entre derechas cada vez más fascistas e izquierdas que se van centralizando. De modo que creemos que el debate político es fundamental, y que mejor que hacerlo de la mano de las organizaciones sociales y políticas de la región”, sostuvo como inicio de la charla.

¿Cómo ves en estos momentos la situación de la izquierda en América Latina? Yo creo que ha habido un momento de debilitamiento del proceso de reconstrucción de las izquierdas en la región. Después de la primera década del Siglo XXI, cuando tuvimos gobiernos tan potentes, y con figuras políticas tan potentes, regresa la derecha y profundiza el proyecto neoliberal, y con esa profundización la izquierda vuelve a gobernar en algunos países pero no con la misma fuerza y con otros factores geo-económicos que alteran la gobernabilidad.
A diferencia de esa primera década, ningún país salvo México tiene mayoría parlamentaria, lo cual dificulta el ejercicio de una verdadera democratización de nuestros países. Esta derecha, auspiciada por Donald Trump desde la presidencia de los Estados Unidos, pone a personajes cada vez más violentos; y esta inoculación del odio en la sociedad viene acompañado por los medios de comunicación corporativistas.
Esto hace que la situación sea muy compleja en el debate y en el accionar político. Mientras las derechas se muestran cada vez más fortalecidas, las izquierdas tenemos que reconstruirnos, que reformularnos cuál es el rol que tenemos dentro de las sociedades y de las graves problemáticas que están viviendo nuestras sociedades. La avanzada del crimen organizado, por ejemplo, no es un tema sólo de un país, no es sólo del Ecuador. Es un tema que lo estamos viendo con mucha preocupación en muchos de los países de nuestra región.
Es una avanzada en muchos casos silenciosa, pero que cuando estalla pasa lo que está sucediendo en Ecuador que es prácticamente un territorio tomado por el crimen organizado y el narcotráfico, con la anuencia de los gobiernos de derecha. Por eso la izquierda tiene que repensarse. Insisto mucho en esto porque creo que hemos abandonado el campo de la pedagogía popular; creo que nos hace falta entrar a la disputa del sentido común, de cosas básicas. Volver a reconectar con la nación y que vuelvan a nacer proyectos desde abajo, como lo planteara el presidente Gustavo Petro, como se hizo en el México de López Obrador o en la Honduras de Xiomara Castro.

¿Cuál es la actual situación política en México con el tema de las deportaciones, con Trump, con los derechos humanos?
Para México se vuelve mucho más complejo; y es ahí donde se valora muchísimo más la ´presencia de una mujer presidenta como Claudia Sheinbaum que ha sabido comprender el momento que está viviendo México y no caer en las provocaciones y llevarlo con muchísima altura, pensando justamente cómo no afectar especialmente al comercio entre México y Estados Unidos. Donald Trump empezó con esta campaña brutal de violación de derechos humanos. Esto es violento y pone el marco de cómo va a ser la administración de Trump.
México se ha preparado y está recibiendo desde febrero vía aérea y vía terrestre a grupos de mexicanos y mexicanas migrantes deportados y repatriados. México ha asumido esto como un tema de volver a abrazar. En efecto la campaña se llama México te Abraza, y ha sido una gran muestra que yo creo que debería observarse más en cuanto al tratamiento de los derechos humanos de las personas en migración.
¿Qué es lo que no hay que volver a ser para poder volver a tomar el poder, y profundizar políticas que permitan que nuestros pueblos tengan sociedades cada vez más justas y más libres? Me parece absolutamente clave decir que no es sólo ser buen gobierno. Yo creo que fuimos excelentes gobiernos, que nos preocupamos por ser gobiernos para el desarrollo de la gente. Necesitamos que el modelo de la distribución y la riqueza sea efectivo y pragmático.
Más allá de la retórica socialista, lo que pudimos lograr es sacar de la pobreza a millones de personas en la primera década de este siglo; y esa es la principal carta de presentación. Claro que ante eso todos nos preguntamos que si fue tan bueno por que vinieron las derrotas posteriores. Y yo siempre digo que uno batalla para llegar a ser gobierno pero el poder siempre va a estar concentrado; seguimos viviendo en un sistema capitalista y por lo tanto el poder va a estar concentrado en la banca privada, en los sectores económicos que manejan a los países, en los medios de comunicación.

Y cuando tu llegas desde la izquierda a ser gobierno no llegas al poder; llegas a ejercer el gobierno para transformar las relaciones de poder, y hacer que quienes ostentan realmente el poder en nuestra región sean cada vez más debilitados para que los pueblos sean más fortalecidos.
En ese sentido la desigualdad estructural que vivimos responde a ese sistema que es absolutamente dañino, que es malévolo y violento contra los pueblos. Yo estoy absolutamente convencida de que hay que volver a los pueblos, a la pedagogía popular para construir organización de base. Porque cuando tú ganas derechos y el pueblo no está empoderado, sus derechos fácilmente viene alguien y te los quita. Hay que hacer que los derechos sean un tema de sostenibilidad para los pueblos.