Valencia, el espejo descarnado de una verdad silenciada.

Por Miguel Ángel Ferris, Valenciano, Redacción de Revista TU VOZ, París , Francia

El drama de las inundaciones provocadas por la DANA (fenómeno de lluvias torrenciales aumentado por el cambio climático del Mediterráneo) en Valencia, ha dejado al descubierto las nefastas tramas de intereses y complicidades entre los poderes políticos de la derecha, los empresariales y mediáticos en la gestión de los temas que de verdad afectan a la ciudadanía.

Ya se han contabilizado más de 250 muertos y 1500 desaparecidos, entre los cuales se hallan numerosos colombianos, ecuatorianos y otros muchos inmigrantes, declarados o no declarados y residentes en las poblaciones del sur de la capital, de mayoría de extracción humilde y trabajadora. Tan sólo en la Comunitat Valenciana residen legalmente 150.000 colombianos, fruto del incremento de las cifras de empleo y mejora de la situación económica acumulada tras ocho años de gobernanza progresista en la región.

Este domingo y por primera vez desde la muerte del dictador, el jefe del Estado, Felipe VI, ha sido recibido con un enorme descontento, insultos y barro por los habitantes de Paiporta, municipio con más de 40 muertos acumulados, fruto de la desastrosa gestión del sistema de alertas y salvamento del gobierno autonómico del PP con apoyo de la ultraderecha valenciana. También fueron increpados el máximo responsable de esa nefasta gestión, Carlos Mazón, y el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez quien ha querido dar respaldo a las labores de rescate y reconstrucción en la zona, pero que ha sido perseguido por una campaña en redes de la fachosfera responsabilizándole a él de la demora en la intervención de los cuerpos de emergencia y Seguridad Nacional en la zona.

En Valencia se han dado siniestros cuya evitación ha sido demostrada y que no han tenido responsables públicos que hayan asumido sus nefastas actuaciones. Tan solo el silencio mediático y el encubrimiento judicial han podido librarles de las condenas consiguientes.

En el accidente del metro en el 2006, en donde la falta de mantenimiento en los sistemas de frenado provocaron un descarrilamiento con 45 fallecidos y 43 heridos graves, han tardado 14 años en ser reconocidos los hechos pública y judicialmente, con apenas sanciones a los responsables.

El reciente incendio de un edificio de alto standing, con más de 500 residentes, en el que los materiales empleados en pleno boom inmobiliario aceleraron los nefastos efectos del mismo (10 muertos y el mayor incendio en la historia de la capital), dejaron a la vista la falta de revisión de las autoridades correspondientes sobre los materiales empleados en tiempos de especulación generalizada en la construcción de viviendas.

Ahora de nuevo, unas autoridades retornadas al gobierno gracias al ascenso generalizado del voto conservador a nivel nacional, incapaces de tener en cuenta la importancia de gestionar los Servicios Públicos, entre los cuales los esenciales de prevención y gestión de catástrofes, se han volcado en desviar sus propios errores hacia el gobierno estatal, impedir la respuesta solidaria de decenas de miles de valencianos y valencianas atravesando los puentes de la ciudad y comerciar con las donaciones primando a las Comunidades Autónomas de su color político mientras negaban la intervención del ejército o los cuerpos de bomberos y rescate de Catalunya o Francia, por poner tan solo dos ejemplos.

En estos momentos la situación es muy tensa entre la población afectada y la ciudadanía indignada con las autoridades valencianas. En los próximos días se producirán a muy seguro momentos graves de dolor con el recuento global y final de muertos y desaparecidos y los entierros colectivos en algunas poblaciones. El sábado dia 9 a las 19h será el momento de una a buen seguro multitudinaria protesta de las y los valencianos y la población inmigrada en la capital.

Esperemos que Mazón tenga preparada su carta de dimisión porque ha quedado absolutamente deslegitimado, a la vez que su partido (PP) como primera autoridad autonómica. Ya dice el refrán: “De aquellos polvos, estos lodos”. La ciudadanía debe recuperar las riendas de una sociedad que avanzaba en la superación de sus déficits democráticos y de justicia social.

El resultado impulsivo de las urnas hace poco más de un año ha traído a la luz lo que las corrientes de la realidad metereológica y sus desgracias no ha hecho más que desvelar, un poder político al servicio de las élites y de espaldas a las clases populares. Hasta límites de verdadera crueldad. Esperemos que la desgracia sirva al menos para evitar su repetición en un futuro y devolver la conciencia como Pueblo soberano al País Valenciano.

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