Por Walter C. Medina
ENTREVISTA A LUCIANA MANDELLI
Luciana Mandelli es Historiadora, activista en Igualdad de Género, Superintendente en la Secretaría de Mujeres y la Inclusión Socio-Productiva de las mujeres en el Gobierno del Estado General de Salvador de Bahía, Brasil.
Hasta el pasado julio dirigió además el Instituto del Patrimonio Artístico y Cultural de Bahía. Entrevistada por Noelia Morinigo y Ximena Donamaría para el programa “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española”, que conduce Francisco López en AM830 Radio del Pueblo, Mandelli sostuvo que “los países latinoamericanos que se han venido levantando contra este proyecto colonial que nos fue impuesto, son los principales objetivos de la derecha ultraconservadora”.
¿Cómo ves la conquista de derechos de la mujer en Brasil desde el regreso de Lula a la presidencia, después del gobierno de Bolsonaro?
Estamos reconstruyendo caminos hacia la democracia en el estado brasileño. La reanudación del Ministerio de la Mujer implica la lucha contra la misoginia en todos los espacios. Es un compromiso del gobierno de Lula con las mujeres. La figura de una primera dama activista, feminista, también ha contribuido a asegurar más mujeres en puestos estratégicos y una perspectiva feminista sobre la economía y las políticas sociales.
Las mujeres tienen la oportunidad de tener un papel protagónico en la política. Tenemos en discusión el tema salarial que se tramita en el Congreso y una nueva política social basada en la economía del cuidado, que pretende empoderar económicamente a las mujeres.
¿Está la derecha organizándose para atacar los gobiernos progresistas en Latinoamérica?
La ultraderecha en todo el mundo continúa articulando herramientas y mecanismos para atacar a los gobiernos progresistas. Estamos viviendo ahora el tema de que la Corte Suprema de Justicia que influenció especialmente en los procesos electorales. Estas articulaciones son las motivaciones para que se sientan más dueños del país. Los ricos no respetan nuestra autonomía ni nuestras leyes; los países latinoamericanos que se han venido levantando contra este proyecto colonial que nos fue impuesto, son los principales objetivos de la derecha ultraconservadora.
Hay elecciones en Estados Unidos, ¿qué significaría el triunfo de Donald Trump para Latinoamérica, teniendo en cuanta que es amigo de Bolsonaro y de Milei, dos referentes del fascismo en Latinoamérica?
Sería un enorme revés para el mundo entero, especialmente para nuestra América Latina que viene reconstruyendo la democracia destruida por Bolsonaro en Brasil y ahora por Milei en Argentina; son expresiones del colonialismo. Los estadounidenses necesitan ampliar los aspectos de la democracia, para ellos y para las regulaciones globales. Cuanto más conservadores son los gobiernos, más lucha debemos promover para proteger nuestros derechos.
¿Crees que la estigmatización de los inmigrantes, el racismo, los movimientos feministas y LGTBIQ+ es bandera en las elecciones para que la derecha y la ultraderecha conquisten sus espacios de odio?
Articular políticas públicas para las mujeres en estados y municipios sigue siendo un gran desafío, especialmente en este momento de reconstrucción, después de que Bolsonaro ha destruido décadas de seguridad social. Y la cultura de la violencia contra las mujeres sigue siendo muy fuerte.
Este es nuestro mayor desafío; articular redes públicas y sociales de servicios dirigidos a la mujer. Nuestra gran campaña nacional en este momento es “Femicidio Cero”. Necesitamos poner fin a la violencia de género; ese es nuestro mayor desafío.
Estás en el Estado Federal de Bahía, ¿hasta qué punto las políticas de la mujer y su protección se cumplen en los pueblos, ciudades y estados de Brasil, como complemento a las políticas de Estado?
Creo que todas nuestras luchas son distorsionadas en discursos de odio; sin embargo no debemos abandonarnos ni intentar dejar de confrontar ese discurso de odio con la defensa de las pluralidades y la lucha contra las desigualdades. El impacto de las guerras, del hambre impone al mundo con relaciones fluctuantes. Ellos inventaron el racismo y necesitaron colonizar.
Tenemos que luchar por la emancipación de la mujer desde un feminismo descolonial (El feminismo descolonial o decolonial es una corriente del feminismo surgida en América Latina. Da máxima importancia a la intersección de los conflictos entre sexo/género, clase y raza. En el estudio de esa intersección, estudia el rol de las instituciones y categorías culturales impuestas por el colonialismo y el neocolonialismo y cuestiona el feminismo universalista eurocéntrico u occidental) lo que significa garantizar la calidad de vida de más de la mitad de la población mundial. Ese es el tema, así como la lucha por el amor libre, libre orientación sexual, y garantizar los derechos de esta población, fortaleciendo nuestro programa de clases.
El resultado del desprecio del capitalismo por la naturaleza ha sido anunciado por nuestros pueblos originarios y es a ellos a quienes debemos acreditar la protección de lo que tenemos en términos de territorio, en un ambiente sano para vivir. Luchar contra estas banderas, contra el discurso de odio, es garantizar la buena vida de la clase trabajadora del mundo. La derecha intentará destruirnos, pero no podemos bajar nuestras banderas por miedo a afrontar el debate. Nosotros, la izquierda socialista, no podemos dejar la lucha. Estas banderas son nuestro programa de clase.