Por Walter C. Medina
ENTREVISTA A LUISA FERNÁNDEZ UMAÑA Con motivo de la celebración de la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático COP 28 que se está desarrollando en Emiratos Árabes Unidos, Miguel Ángel Ferri entrevistó a la activista colombiana integrante de la ONG Amigos de la Tierra Censat Agua Viva, Luisa Fernández Umaña, para el programa radial “Cenizas de Babilonia. Diáspora Española” que emite AM 830 Radio del Pueblo.
Fernández Umaña se refirió, entre otros temas relacionados con la actualidad de la COP 28, a la importancia de una transición no solo energética, sino también socio-ecológica “Nosotros creemos que la transición energética es parte de un proceso de transición socio-ecológica y que al menos cuestionarse el modelo fósil es muy importante, más si uno tiene en cuenta lo que ha significado en términos de despojo y de guerra”.
¿Qué propósito lleva a Censat Agua Viva a un evento internacional como la COP 28 en Dubai?
Primero quiero decir que hace dos años atrás había valorado no participar en la COP. Desde la COP 27 el año pasado en Egipto y este año en la COP 28 hemos decidido participar por el momento histórico y las agendas que se vienen impulsando en muchos sentidos, en términos de transición energética; con las agendas, las luchas y las demandas que se vienen impulsando en Colombia desde hace muchísimos años, en relación con un llamado a frenar la expansión extractivista, y repensar si ese modelo fósil, que como ya lo ha nombrado incluso el presidente, pues es un modelo de la muerte y del mercado.
Venimos impulsando desde hace rato a nivel nacional y regional con otras organizaciones, pensarse este abandono de los combustibles fósiles, y eso hoy se está materializando en muchas intenciones y creemos que es importante aportar en estas demandas y en la construcción de estas agendas en términos internacionales, más cuando hay tantas posibilidades; y hoy leemos que hay muchas posibilidades desde las agendas de responsabilidad civil, pero además desde los lugares de esas exigencias a los gobiernos y para las demandas y denuncias.
Colombia es un país actualmente pionero en las propuestas ambientalistas de América Latina, incluso a nivel internacional, ¿consideráis que a nivel medioambiental Colombia está siendo una esperanza ante la deriva en otros puntos del planeta?
Para nosotros los mensajes de esperanza los traen las alternativas que en términos locales y de forma colectiva se han enquistado; y hay muchas posibilidades, no sólo en términos de la transición energética, sino pensando en esa transición socio-.ecológica y mucha iniciativas que nos hacen pensar en posibilidades y rutas frente a un relato de crisis que a fin de cuentas resulta incluso emocionalmente revuelta.
Hay todo un camino posible y colectivo que se está transitando. Pero indudablemente creo que la postura oficial del gobierno de Colombia en esta COP y en diferentes pronunciamientos en la ONU, también en la semana por el clima en Nueva York, ha puesto a la luz pública debates y posturas muy importantes; poder cuestionar lo que significa el modelo fósil, de poner los negocios por encima de la vida e incentivar estos caminos para las transiciones.
Nosotros creemos que la transición energética es parte de un proceso de transición socio-ecológica y que al menos cuestionarse el modelo fósil es muy importante, más si uno tiene en cuenta lo que ha significado en términos de despojo, de guerra. El mensaje de esperanza es eso, que un país como Colombia, que en su matriz económica es muy dependiente del petróleo pero que además en su matriz energética tiene muchas complejidades también, muy dependiente del petróleo, y con la matriz eléctrica que tiene gran participación de las hidroeléctricas, pero en realidad la matriz energética colombiana todavía es muy fósil.
Que un país como Colombia, cuya economía está tan petrolizada, que empiece a dar estos caminos, pues resulta muy alentador para otros procesos sociales en la región. Incluso también que se hable de eso, de procesos regionales, de pensarse que se debe voltear la mirada hacia el sur, creo que independientemente de los límites que tienen los gobiernos se alienta las perspectivas de la sociedad civil y de las organizaciones territoriales.
La esperanza se teje entre varios procesos, pero evidentemente estos discursos llevados a los niveles que se han llevado, y hablar de justicia climática pues transmiten un mensaje muy alentador.
Se habla mucho del término “Greenwashing”, ¿crees que ubicar la COP 28 en un petro-estado como Emiratos Árabes ha sido una jugada de alto nivel de limpieza de imagen del capitalismo verde?
Yo creo que hay que hacer una diferenciación. Nosotros hablamos de transición energética y bajo esta transición llegan distintas propuestas, miradas y discursos, pero no todos estamos hablando de lo mismo.
Y claramente hay toda una agenda de transición energética corporativa que plantea ni siquiera dejar los fósiles, sino ampliar su portafolio de negocios, incluso mediante energías alternativas. Entonces las empresas no están dejando los fósiles simplemente, están ampliando su oferta.
Cuando decimos que hay que dejar la energía fósil hablamos de dejar el petróleo, el carbón y el gas, pero también hablamos de abandonar el modelo de energía centralizada, principalmente mercantilizada, que no resuelve y no es eficiente en cuanto a dar respuestas a necesidades básicas, a la calidad de vida de las personas y de la Humanidad.
En realidad lo que están haciendo es diversificar una matriz que al fin de cuentas también va a generar despojo. De hecho en el norte de Colombia ya hay un gran impulso de proyectos de mega parques eólicos que han generado muchos conflictos territoriales porque las mismas comunidades que habitan alrededor de estos proyectos no tienen acceso a la energía.
Entonces no es un anuncio que sorprenda, pero hay que poner la lupa en esas formas en que la industria se ajusta a un discurso, sin transformar necesariamente sus prácticas, y lo que hacen es ampliar las formas en que mercantilizan las relaciones con la vida y particularmente con la energía.