12 de octubre ¿celebrar o llorar a los migrantes que cada día mueren en el intento de alcanzar el sueño americano?
Se conmemora o celebra, el mal llamado “Descubrimiento de América”, pero definitiva, después de 530 años de la llegada de Colón a las costas de lo que hoy es parte de las Bahamas, bautizado entonces como San Salvador, nada queda por celebrar. No podemos celebrar un hecho fatídico que diezmo en pocos años a la población autóctona de este continente en el nombre de dios y la corona española, por ese entonces dueña de las expediciones al nuevo mundo.
Frases que son comunes cada 12 de octubre en miles de artículos, escritos, análisis y demás opiniones sobre este acontecimiento histórico.
Lo que no estamos mirando de fondo es el verdadero sentido de lo que debería ser hoy, ser parte de ese nuevo mundo y que no es, gracias a la ambición desmedida de los países que nos “colonizaron”, y que llenaron estas tierras con personas nefastas que vinieron a saquear todo cuanto encontraban para suplir ese simplismo y decadencia de los antiguos imperios europeos que carecían de amor por la vida y más bien se dedicaban a explotarla hasta acabar con todo, solamente así satisfacían sus vacíos, o al menos eso pensaban en ese entonces.
Saquearon, explotaron y robaron hasta la saciedad; tomando las riquezas del nuevo mundo para sí, expropiando a los nativos de cuanto artefacto brillante pudieron y no contestos con eso, humillándolos hasta el punto de negarles su propia humanidad, sometiéndolos como esclavos y sirvientes; porque solo había una raza, la blanca. Y así, se han quedado hasta el día de hoy, empobreciendo más la región, dejando secos nuestros ríos y vacías las entrañas de nuestras montañas que contienen toda clase de minerales preciados para su industria, arrasando las selvas y llevándose hasta la última partícula de madera que ellos consideran de su propiedad, antes a las malas, ahora con concesiones y contratos que los mismos mandatarios expiden a favor de las multinacionales de la muerte.
Sí, las Venas Abiertas de América Latina, de Don Eduardo Galeano, siguen más abiertas que nunca. Siguen llevándonos por los senderos más oscuros de la devastación de la naturaleza por el hombre y aún peor, del hombre por hombre, en forma de mercancía.
En las dos últimas décadas millones de personas han intentado llegar a Estados Unidos procedentes de los países más pobres y violentos del continente, sobre todo de América Central y Sur América; varias rutas los conducen a su ansiado sueño americano, un sueño que es un calvario y un sufrimiento, un sacrificio, que a muchos lo ha llevado a la muerte. El Sueño americano, de sueño no tiene nada más que ser una pesadilla para estas personas que por falta de garantías, por vidas indignantes, falta de oportunidades y marcadas por la pobreza, la violencia y la miseria en sus países de origen, eligen el camino de la migración y su búsqueda se convierte en una muerte por hambre, insalubridad, inseguridad y las trampas de los traficantes humanos que les piden sumas para ellos difíciles de pagar por el recorrido del terror hasta llegar a Estados Unidos; muchos de estos traficantes se encargan de matarlos antes de alcanzar la meta o antes siquiera de empezar; las mafias del tráfico humano son el otro peligro que enfrentan los migrantes.
Las rutas de nuestra América para llegar al país del norte son básicamente, cruzar el Río Bravo; ir en lancha desde Cuba o las Islas y el Tapón del Darién desde Colombia entrando a Panamá para ir subiendo, esta última, es una región selvática donde han perecido más de un centenar de personas de 2021 a la fecha. Este año, en Colombia se han represado unas 10.000 personas esperando a pasar el Tapón del Darién (haitianos, cubanos, venezolanos, africanos y asiáticos). Unos 2500 migrantes llegan a diario a este sitio en Colombia.
Muchos consiguen llegar; pero durante este nuevo mandato demócrata los gobernantes de los estados republicanos a donde llegan los migrantes, los mueven y reparten entre los estados demócratas del resto del país, enviando un mensaje al presidente Biden de rechazo total a la migración. Las personas son tratadas como ganado o mercancía estropeada o de segunda mano, con una total violación a los derechos humanos.
¿Es este el futuro que deseaban cuando salieron de sus países?
¿Es este un trato digno al ser humano?
¿Es este el sueño americano?
¿Es esta la celebración del descubrimiento de América?
Según las últimas noticias, Estados Unidos necesita mano de obra, entonces sería esta la oportunidad de abrir esos puestos de trabajo para los migrantes y así la economía de dinamiza y las personas puedes valerse por sí mismos, sin necesidad de esperar limosna o lástima de nadie. No estaría mal que el gobierno de Biden abra esta oportunidad para los miles de personas que están en calidad de ilegales, para que con un permiso de trabajo puedan legalizarse.
Lo más sensato es “cambiar deuda por vida” tal como lo solicitó el presidente colombiano Gustavo Petro el pasado 20 de septiembre del presente, en su discurso ante la ONU.
Cambiar las políticas asistencialistas a los países pobres de centro y sur América, llevar inversión que genere fuentes de trabajo, invertir en educación, ciencia y tecnología; dejar de llevarse los recursos naturales y darles herramientas para que sean ellos mismos quienes los usen en su propio beneficio y permitir la autodeterminación de los pueblos, sin invadir, sin imponer sanciones, sin inmiscuirse en los temas de cada país (gran utopía progresista); , ese sería un verdadero cambio, un cambio que traería prosperidad y dignidad a los ciudadanos y evitaría así el largo peregrinaje de miles de personas buscando el sueño americano en un país que solo ofrece odio, racismo y negacionismo.
Por Carolina Valencia Bernal
Periodista Colombiana , Equipo de Redacción de Revista TU VOZ , Red de Círculos Podemos Latinoamérica