Declaración de Carles Puigdemont ex presidente de la Generalitat en el exilio y líder de Junts per Catalunya con 7 diputades en el Parlamento español y necesarios para gobierno progresista.
Transcripción completa al castellano.
«El recuento definitivo de los votos ha supuesto un cambio puntual a la asignación de escaños en el Parlamento español pero relevante en la ecuación para cualquier investidura. El actual presidente del Gobierno y candidato socialista a la reelección sólo podrá ser elegido si obtiene el voto afirmativo de una coalición muy amplia, incluidos los 7 votos de Junts per Catalunya.
Si hace seis días el resultado provisional ya nos situó en el centro de la conversación y de las especulaciones, con los resultados definitivos en manos la posición aún ha quedado más contrastada: o JuntsXCat vota que sí, o el PSOE acaba facilitando la investidura de Feijóo (o la del candidato que los Populares propongan), o vayamos a la repetición de las elecciones.No ha pasado tiempo suficiente para saber qué acabarán haciendo los dos grandes partidos españoles —el que ha perdido ganando, y el que ha ganado perdiendo—.
En similares circunstancias, prefirieron repetir las elecciones.Sin embargo, sí me permito dar un consejo, que creo que ayudará a entender las cosas mejor y evitará —quizás pido demasiado— que circulen barrancas . Al menos en mi caso.
Casi nunca hablo de cómo vivo, a nivel personal, la experiencia del exilio. He procurado quejarme lo menos posible y de no caer en la explotación, para mí deshonesta, del victimismo fácil. Normalmente, cuando hablo es porque me han hecho alguna pregunta, pero procuro no entrar demasiado en detalles.
Si ahora haré una referencia es porque ayudará a entender la posición política, y porque el momento es lo suficientemente importante como para que nadie se llame a engaño.En estos cinco años y nueve meses que llevo en el exilio he recibido amenazas cada semana, he sido objeto de campañas de difamación vergonzosas, de artículos vomitivos sobre mí y mi familia, de dossieres policiales debidamente filtrados involucrándome en tramas delirantes ; me han detenido dos veces y me han colocado aparatos de seguimiento en el coche; han infectado con Pegasus todo mi entorno, incluido el móvil de mi esposa; me han presentado como populista, eurofóbico y xenófobo; últimamente se lleva el término «resentido e irrelevante».
Me han comparado, en artículos en diarios serios, con ese miserable piloto de Germanwings que estrelló deliberadamente el avión en los Alpes.Han fabulado sobre mi salud mental sin tener ningún respeto por la persona ni tampoco por las personas que sí realmente sufren enfermedades.
Vivo sin la protección que la ley teóricamente me garantiza; se inventan que hay ONGs que reciben subvenciones públicas que desvían dinero hacia mí; se inventan que el grupo parlamentario de Junts desvió a “Waterloo” (concepto) dinero destinado a la Covid.Porque si se trata de detener el fascismo, debe hacerse siempre, no a la carta.
Y, a ser posible, que me presente ante el juez español y acepte tanto su autoridad como su decisión.
Estoy convencido de que si hubiera renunciado a mantener la posición ya hacer política, me habría ahorrado muchas cosas tan desagradables. Pero también es completamente irrelevante si se trata de hacer política (la en serio, no la de las apariencias de los mil hombres que se pasean por las moquetas de Madrid como si fueran Cambó) y de negociar los términos en los que debe acordarse la resolución de un conflicto como el que existe entre Cataluña y España.
Tener la clave es circunstancial. Un día la tienes y al día siguiente no, y nunca podemos perderlo de vista. Esto no puede derribarnos ni en las prisas ante el miedo a perderlo, ni en la sobreactuación ante un poder que es inevitablemente efímero. El dedo y la Luna.
Esto es el dedo; la Luna es otra cosa. La Luna es un conflicto político muy serio y profundo, y es aquí donde es necesario poner el foco. No en las personas, sino en el país. Y hasta que no recuperen el párrafo perdido en este conflicto (lo de las «diversas vicisitudes» de las que hablaba hace un par de días), no entenderán nada y no estarán en condiciones de tener una conversación provechosa. Todo lo que podrán aspirar es a parchear legislaturas, y avanzar de esma por el camino del agua. Como la vaca ciega.»